Ramatís

gría del prójimo, sea éste esquimal, zulú, francés o hindú. Nos 

interesa fundamentalmente, el júbilo ajeno y también mantener 

la plenitud íntima entre todos, antes que poseer cualquier in-

terés personal. Esa armonía e integración, representa nuestra 

“conciencia espiritual”, sin barreras emotivas o choques men-

tales; así sucede permanentemente con la comunidad del Gran 

Corazón, y la que nos transforma en una sola alma, y representa 

a todos sus moradores en la misma ventura espiritual.

Pregunta: ¿Cuando os encontrabais encarnado, ya gozabais 

algo de vuestro bienestar espiritual?

Atanagildo: Sólo después de mi desencarnación, pude com-

probar los motivos exactos de la felicidad del alma, la que se 

elabora lentamente, a través de días dolorosos por caminos zig-

zagueantes de la vida material. No tengáis dudas; esa felicidad 

sólo se consigue por la total libertad de las formas y pasiones 

del mundo transitorio. Da profunda pena, que la mayoría de las 

criaturas humanas, no hayan conseguido, liberarse tan sólo, de 

sectas o de feroces nacionalismos patrióticos.

En mi última existencia, en Brasil, era contrario a los con-

flictos emotivos y a las discusiones estériles, que surgen por dis-

tintas creencias religiosas o doctrinarias políticas y filosóficas. 

No trataba de imponer a nadie mis convicciones, por el solo he-

cho de considerarlos “mejores” o “más verdaderos”. Cuidaba de 

servir sin intereses o indagaciones susceptibles de desconfianza; 

trataba de aumentar el área de mis sentimientos y afinar mi 

conciencia, para captar mejor los pensamientos ajenos. Algunas 

veces, llegué alcanzar un estado de ventura indescriptible, inun-

dándome una maravillosa sensación de Paz y belleza Espiritual, 

que algunos denominan éxtasis y que los hindúes acostumbra-

ban llamar “samadhi”, en cuyo estado, la conciencia individual, 

se une beatíficamente a la Conciencia Cósmica del Padre.

Pregunta: ¿Cómo podremos avalar el verdadero y necesa-

rio estado espiritual, para poder habitar la metrópoli, en donde 

residís?

Atanagildo: Los tres millones de espíritus que permanecen 

bajo la jurisdicción de nuestra comunidad, ya se encuentren en 

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