Ramatís
Pregunta: ¿Queréis decir, que las cosas que rodean a las
criaturas, en ese ambiente astral, son dotadas de vida propia;
no es así?
Atanagildo: Es lógico que no se comprenda ese fenómeno,
que es apropiado a nuestras condiciones vibratorias. Los paisa-
jes y las cosas que lo componen, se identifican con los brincos y
el júbilo de las criaturas, pues, los colores se avivan o se apagan,
los sonidos se agudizan o calman, reflejando en la magia de los
fluidos astrales, las emociones del bullicio de los chicuelos. Yo
mismo, no tardé en aprender a leer, en aquel lenguaje de colores,
luces y sonidos que se manifestaba en admirable efervescencia,
toda la gama de emociones que recorre el alma infantil.
Bajo esa misma disposición vibratoria, se encuentran otros
tijos de relaciones psíquicas o psicología espiritual, en perfecta
sintonía con los distintos sectores de educación, trabajo, diver-
sión y devoción en la metrópoli del Gran Corazón.
En nuestra esfera, como ya os relaté, todas las cosas son
profundamente afectadas por el pensamiento de las criaturas
que reaccionan entre sí, como verdadera prolongación viva de
las mismas. Insisto en deciros, una vez más, que nuestro modo
astral no es ilusorio y que es mucho más real, que el mundo
físico. Es perfectamente tangible a pesar de su altísimo diapa-
són vibratorio que está más allá de los sentidos físicos y del
raciocinio humano. El medio astral siempre reacciona con vehe-
mencia y prontitud ante cualquier gama vibratoria de nuestro
periespíritu. Podemos ajustamos a las vibraciones elevadas, en
la medida del impulso de la voluntad y capacidad de nuestra
mente, purificada por la influencia benéfica del corazón.
Afirma la ciencia terrena, que el sonido, la luz, el color y el
perfume, son apenas, modificaciones vibratorias de un mismo
elemento fundamental, el éter cósmico; pues el problema está,
entonces, en poder captar el tipo de modulación apropiada a la
capacidad receptiva del cuerpo humano y por eso, las criaturas
son obligadas a sintonizar en cada faja vibratoria, un sentido
físico correspondiente. Por lo tanto, el sonido no será escuchado
si faltara la perfección de los oídos y, luz y color, no tendrían
significación alguna, si faltara la vista. Es necesario que haya un
órgano dotado de posibilidades sensoriales, para que la criatura
70