Ramatís
terrenas, constituida por edificios con sus respectivas orna-
mentaciones y recursos de vida común, pero se distingue de
un modo muy particular por su padrón moral superior, gracias
a sus realizaciones exclusivamente destinadas a la ventura del
alma. Allí todo fue realizado exclusivamente en favor del bien
común, sin preocupaciones de clases, jerarquías u organizacio-
nes que se destaquen. La metrópoli del Gran Corazón es un her-
moso laboratorio de alquima espiritual, en donde se forman los
moldes de los futuros ángeles del Señor de los Mundos. Imperan
costumbres brasileñas, pero la mayor parte de su dirección y el
mayor número de habitantes con almas que habitaron anterior-
mente y por largo tiempo en la India y en Grecia, motivo por el
cual aún se conservan algunas características del espíritu filosó-
fico, artístico, devocional y un tanto irreverente de los espíritus
bulliciosos de la patria de Sócrates, Platón y Alcibíades.
Pregunta: ¿Qué diferencia tiene esa metrópoli en relación al
modo de vida de nuestras ciudades terrenas?
Atanagildo: Me veo en la imposibilidad de haceros una des-
cripción exacta y satisfactoria con respecto a vuestras indaga-
ciones minuciosas, en ese sentido, aunque se trate de una ciudad
vagamente parecida a alguna metrópoli terrena. Su constitución
escapa a la regla común de la Tierra, y su modo de vida se de-
senvuelve en diferentes campos vibratorios; aparte de eso, se
rige por una dinámica aún desconocida por los reencarnados.
Esas colonias o metrópolis astrales se agrupan concéntricamen-
te alrededor del globo terrestre y están edificadas en el “mundo
interior”. Comparadas con las ciudades terrestres, éstas parecen
cáscaras groseras de aquéllas.
Hay cierto sentido de transitoriedad en las edificaciones
de la región astral en donde resido, porque su principal obje-
tivo no se limita a agrupar a las almas, sino que está dirigido
a proporcionar la tan deseada modificación en el carácter de
sus moradores. A medida que se logran las transformaciones
íntimas en los espíritus de los moradores de la metrópoli, sus
administradores sustituyen las cosas que están en relación con
los habitantes, renovando así los padrones familiares y modifi-
cando el ambiente, con el propósito de atender perfectamente a
58