Ramatís

sidera las vicisitudes humanas como infelicidades del destino, 

sin embargo no dejan de ser simples productos de lo angélico.  

Esa enseñanza indica la idea de resignación hacia las directrices 

del Creador, sin dudar de su seguridad, porque es el más justo y 

Sabio. A pesar de los males intensos de la vida humana, ningu-

no conseguirá robar del espíritu del hombre su felicidad eterna.

La mente, bajo el impulso creador, dinámico y positivo es 

un potencial que renueva el manto de las sombras que los per-

versos del plano invisible extienden sobre las criaturas huma-

nas; pero aquellos que se amoldan a la naturaleza enfermiza de 

los pensamientos negativos, en verdad, son creadores de fluidos 

que forman reales energías utilizadas por los trabajadores de 

las tinieblas.

Pregunta: ¿Qué actitud debemos adoptar para apartarnos 

de esa posibilidad de transformarnos en “alimentos vivos” del 

Más Allá?

Ramatís: Es evidente que ha de ser la salud espiritual con 

la cual alcanzaremos aquel estado a que Jesús se refirió y que 

recomendaba: “Sed vosotros perfectos, como perfecto es Vuestro 

Padre Celestial” (Mateo, Cáp. 5, v. 44, 46 y 48).

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