La Vida Más Allá de la Sepultura 

vulas pecaminosas que ellos buscan, para ejercer el comando de 

vuestros actos y deseos.

Sin embargo, tenéis un extraordinario recurso de defensa 

contra esa corte de indeseables compañeros degradados que in-

tentan infiltrarse en vuestras actividades materiales; no es nada 

difícil mantenerlos a prudente distancia de sus maquiavelismos 

si os acogéis definitivamente al Evangelio de Jesús. Esa forma 

de actuar os librará de la infeliz eventualidad de transformaros 

en “alimentos vivos” porque la vida angélica levanta inexpugna-

bles fronteras alrededor de vuestros pasos y asegura la felicidad 

espiritual después que hayáis entregado el cuerpo carnal a la 

sepultura terrena.

El desprecio o la indiferencia por las enseñanzas de Jesús 

han sido los principales motivos que justifican las viejas litogra-

fías que simbolizan los demonios que arrebatan hacia el infier-

no a las almas pecadoras que fueron negociadas a través de las 

pasiones, vicios y corrupciones en el mundo terreno. Es evidente 

que los hombres se entregan corrompidamente a los desmanes 

nefastos y por lógica, también se entregan espontáneamente a 

sus dueños diabólicos que les ayudan a saturarse con placeres 

fáciles y vicios deprimentes. Después de la muerte corporal, sólo 

les restará aceptar el juego de sus perversos señores, mientras 

que las almas virtuosas serán recibidas por magníficos seres, 

habitantes de las esferas luminosas.

Pregunta: El vicio del cigarrillo está muy arraigado entre 

nosotros, siendo una preferencia de casi todos, jóvenes, viejos y 

hasta niños. Hay muchos fumadores que son almas bastantes 

superiores y con moral intachable con respecto a otros seres que 

no fuman, ¿podría decirse, que el uso del cigarrillo sería la cau-

sa preponderante para que esas almas buenas se transformen 

en el futuro en “alimentos vivos”?

Ramatís: Conviene que reflexionéis cuidadosamente sobre 

el espíritu de aquello que manifestamos, porque nuestra tarea 

en esta obra, es apenas la de daros un llamado de alerta y re-

forzar las advertencias de otros espíritus superiores, cuyos mé-

diums son de reconocida capacidad moral.

Queremos solamente preveniros de los atroces padecimien-

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