Ramatís
mostaza que remueven las montañas? Jesús fue bueno, puro y
un hombre sincero, pero ahora, está muy alejado de la grande-
za científica del siglo XX, por lo tanto, es muy poético para el
mentalismo atrevido del joven atómico...
De ahí emana ese desinterés profundo de los jóvenes im-
prudentes de la actualidad, que confunden el descontrol espiri-
tual con emancipación intelectual, o esclavizarse a los genios de
las sombras con la vida espontánea y existencialista. Pero mal
saben, que cuando se reúnen en ruidosas algarabías y festivas
demostraciones de libertad, empiezan a contrariar los cánones
de la vida y la responsabilidad espiritual, entregándose al vicio
de los alcoholes elegantes; los malhechores los vigilan desde el
mundo invisible saturándoles la mente con sugestiones aberra-
tivas para que debiliten el comando psíquico y tomen el camino
que los llevará a ser los nuevos “alimentos vivos” para los ham-
brientos del Más Allá.
Mientras algunos hombres despiertan hacia la espirituali-
dad consciente, luchando heroicamente para liberarse del vicio
de fumar y beber, en forma deliberada contra su divina función
de mediadora de la vida humana.
Pregunta: Nos habéis dicho, que una vez que esos malhe-
chores del astral consiguen hacer de sus víctimas verdaderas
fuentes receptivas, todo se hace más fácil para sus fines nefastos.
¿Queréis aclararnos, si es suficiente que sean señalados sus
instrumentos vivos y simpáticos, para que se vuelvan esclavos
ciegos de sus obsesores?
Ramatís: La voluntad extraña y subversiva impuesta a otro
espíritu encarnado no consigue fácil éxito a través del proce-
so de la intuición, ni aunque el espíritu obsesor posea un psi-
quismo vigoroso. Es difícil eliminar rápidamente la voluntad
del encarnado cuando tiene perfecta posesión de sus facultades
mentales y disfruta de su sagrado libre albedrío. Si no fuera así,
viviríais exclusivamente obedeciendo a la voluntad pervertida
de los malhechores desencarnados en vez de atender la facultad
de vuestra dirección espiritual. Así como recibís las intuiciones
de vuestros guías que permanecen en el campo de la imponde-
rabilidad en forma de sugestiones o invitaciones hacia el Bien,
440