La Vida Más Allá de la Sepultura
al mismo tiempo, la saturación demográfica por el crecimiento
enorme de sus poblaciones. ¿Cuál es el motivo, aparentemente
absurdo, para que la procreación sea más intensa, en las regio-
nes donde la miseria avanza en forma asustadora? Para la vi-
sión de los encarnados, todo eso parece insensatez; sin embargo,
tales acontecimientos son perfectamente controlados en el Más
Allá, pues mientras existan países en condiciones de angustiosa
miseria provocada por el hambre, también serán aprovechadas
todas las oportunidades para hacer reencarnar ahí, el mayor
número posible de verdugos, malhechores, avarientos, potenta-
dos orgullosos, mandatarios crueles, administradores corrom-
pidos, explotadores de las miserias humanas y arruinadores de
hogares, que necesitan urgentemente esos cuerpos físicos para
su más breve renovación espiritual.
Esas regiones que vuestro sentimentalismo condena, son
verdaderos laboratorios de ensayo de la química espiritual, en
donde los Técnicos del Señor apuran las credenciales angélicas
aún adormecidas en las almas enfermas. Es un purgatorio en
donde se purifican los seres, se ajustan las colectividades y se
desinfectan familias enteras, que después de la vida fastuosa en
el lujo del mundo, a costas de la miseria del prójimo, retornan
para substituir el abrigo caro por el algodón de sus ropas, el car-
ruaje por el bastón, las piedras preciosas por los remiendos, y
las insignias doradas por las llagas del cuerpo. Aquí, la caravana
principesca del pasado retorna hambrienta al medio miserable
y arma su cama para dormir con trapos sucios; allí, cantidades
de criaturas hambrientas son atrapadas por las inundaciones
terribles, mientras que en los estertores de la agonía se ven en
el pasado cuando eran gloriosos descendientes de los manda-
rines o de los reyes, en la mórbida diversión de ahogar a los
hijos de los parias; acullá, princesas y beldades que formaban
los cuadros regios de las cortes nababescas, que alimentaban
a los perros con manjares exquisitos en presencia de la tur-
ba hambrienta, también se desesperan hambrientas en nuevas
configuraciones humanas, asistiendo a la tragedia irremediable
de sus nuevos entes queridos, que no son más que viejos com-
pañeros del pasado, reencarnados. He ahí la causa del porqué
en esas regiones flageladas, aún persista la superpoblación y la
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