La Vida Más Allá de la Sepultura 

científico o el intelectual, pues se abandona displicentemente 

a la directriz bíblica del “creced y multiplicaos”, sin contención 

alguna o intervención astuta. Por eso, nacen más desheredados 

que protegidos por las grandes fortunas; vuestro mundo está 

poblado de criaturas pálidas, desnutridas, sin hogar y sin afec-

tos, que pronto prevaricarán y cargarán a la sociedad con nue-

vos problemas angustiosos, como los de la juventud delincuente 

y el menor abandono, creando situaciones peligrosas para la 

seguridad pública y de grandes consecuencias para el futuro.

La Ley de la procreación se ajusta actualmente, bajo la tan-

gente pobre, aunque se agrave la situación y desesperación del 

mundo, como actualmente se evidencia. Las clases acomodadas, 

que en el futuro serán más reducidas en su número, caerán de 

sus posiciones privilegiadas y serán arrastradas al lodo por los 

mismos espíritus que le negaron un lugar en sus hogares e hi-

cieron nacer en otros hogares desheredados y en la pobreza do-

lorosa. Es la Ley del Karma que interviene a su tiempo debido, 

repartiendo las consecuencias de la impiedad, de la indiferencia 

y del tremendo egoísmo de los más infelices, que sólo protegen 

su interés personal.

Sabemos muy bien, que de acuerdo a la Ley de Causas y 

Efectos, los desheredados de la suerte, también están pagan-

do sus culpas del pretérito, pero sus movimientos de rebeldía 

y desesperación aumentan cada vez más, en detrimento de los 

felices del mundo, que se obstinan en ignorar los problemas de 

profundidad humana y no de clases o razas.

Ningún golpe de magia conseguiría retirar del engranaje 

kármico a todos aquéllos, que beneficiados por la fortuna, no 

procrean a sus hijos y se abstienen de adoptar hijos ajenos, sa-

cándolos de la miseria, pasándolos del bando de los adversarios 

a los de amigos, que muy bien podrían aminorar las culpas de 

limitar la prole. Que podrán alegar en el Más Allá, aquéllos, 

que habiendo sido agraciados con los bienes materiales, no sólo 

evitaron procrear nuevos cuerpos para las almas afligidas del 

mundo astral, sino, que se negaron a socorrer los hogares en 

donde se cumplía fielmente la ley del “creced y multiplicaos”.

Pregunta: Aunque respetamos vuestros razonamientos, en-

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