Ramatís
almas nacidas en el mundo material, en cumplimiento de una
misión elevada, como en el caso de Jesús, que era una entidad
liberada de los deseos carnales. Buda, después de casado se re-
tiró a la soledad, y se aisló de los deseos de la carne para poder
desarrollar sus energías de alta estirpe espiritual, mientras que
Jesús, por ser un misionero elegido para la salvación del hom-
bre, economizó sus fuerzas creadoras, desde la cuna hasta la
muerte en la cruz.
Es evidente, que la sexualidad no representa el conjunto
de las disposiciones orgánicas de las criaturas, pues los sabios
dedicados a la humanidad, subliman sus fuerzas creadoras,
aplicándolas a los objetivos superiores, volviéndose indiferentes
a los placeres carnales. Todo lo contrario sucede con los seres
físicamente fuertes y adversos al ejercicio mental y a la investi-
gación filosófica del espíritu, pues son amigos del buen comer y
demuestran excelente salud, siendo casi siempre, más aficiona-
dos a lo sexual.
Pregunta: ¿No es injusto, que familias pobres, que mal con-
siguen obtener el alimento necesario para sobrevivir en la Tier-
ra, aun deban procrear a voluntad? ¿Esa obligación no debiera
ajustarse con más propiedad a las familias más pudientes, que
poseen los medios para sostener una prole más numerosa?
Ramatís: ¿No habéis notado, que las familias más pródigas
en hijos, son aquéllas que presentan un menor índice de cul-
tura y son intelectualmente pobres? Las criaturas que poseen
más instintividad animal son las que cumplen fielmente con las
Leyes de la procreación; y aquéllos que agradan del lujo y se
destacan por su cultura o brillan bajo el barniz social, procuran
extraer mayor placer de las funciones procreativas de la vida
humana. Los más ricos y que presentan mejores posibilidades
para procrear proteger y educar a una prole numerosa, limitan
deliberadamente el número de hijos y muchos, hasta lo evitan
por medios violentos, destruyendo egoístamente las sagradas
oportunidades para que las almas desencarnadas puedan reen-
carnar y progresar en el escenario del mundo físico.
Le falta al pobre un entendimiento más amplio para tratar
el delicado problema de la natalidad, como lo hace el rico, el
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