La Vida Más Allá de la Sepultura 

faltaría coraje para arriesgarse a tan dantescos padecimientos, 

consecuentes de sus equívocos imperdonables.

En general, el hombre terreno se obstina en querer ignorar 

que toda la humanidad es su hermana y está sometida a las 

mismas condiciones físicas, pues el problema de todos los hom-

bres, esposas, madres, hijos o hermanos es una solo. Se trata de 

una sola colectividad, formada por seres iguales, en donde mu-

chos gimen angustiados por el frío, el hambre, la falta de ropa 

u hogar, con un medio de vida doloroso, mientras que otros se 

hartan a voluntad y viven con el corazón endurecido y rebelde.

¿No sería horroroso que navegaseis en una amplia embar-

cación sobre un mar agitado, mientras que centenares de cria-

turas padecieran en el agua y tuvieran que ahogarse por no 

cederles un lugar a bordo?

Debéis capacitaros y saber que la solución del problema 

de la desgracia humana no reside en la limitación de los hijos, 

sino en la cristianización consciente de los hombres. Cuando la 

población de la Tierra alcance a diez mil millones de seres, el 

remedio a descubrirse para conjurar la situación podrá ser el 

mismo de hoy, o sea, la idea de reducir la procreación de los hi-

jos. Y ha de ser así por mucho tiempo, hasta que los terráqueos 

comprendan que su problema espiritual en cualquier latitud o 

longitud geográfica del planeta, sea en Europa, en las Américas, 

en África o Asia, siempre ha de ser el mismo, porque no es un 

problema de naciones o de razas, pero sí de toda la humanidad.

¡Pero aún resta una esperanza! Después de los aconteci-

mientos dolorosos que se aproximan a vuestro mundo, en la 

secuencia profética del “juicio final” y del “fin de los tiempos”, 

habrá una mejor distribución etnográfica en la superficie de la 

Tierra y una mejor comprensión de los problemas aflictivos de 

todos los seres.

Pregunta: Encontramos dificultad para conciliar nuestra 

vida moderna con la vieja tradición campesina de procrear un 

rosario de hijos, pues en las ciudades populosas y oprimidas 

hasta el espacio es deficiente para atender a una descendencia 

numerosa. ¿No es verdad?

Ramatís: No temáis insuficiencias administrativas por par-

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