Ramatís

la existencia física más atroz, y tanto les importaría recibir un 

cuerpo deformado o repulsivo, como una vida desheredada de 

toda suerte, siempre que pudiesen descender hacia la carne para 

poder agotar el contenido tóxico y torturante que aún daña la 

delicada fisiología de su periespíritu. Para los casos perturbados 

del Más Allá no hay recurso más eficiente que el de la reencar-

nación, pues forman inmensas legiones los desatinados y deu-

dores, cuyo acreedor principal es la Tierra.

Bajo ese aspecto, podéis comprobar qué salvaje e indigno 

es aquel que destruye su cuerpo bajo la alucinación del suicidio, 

porque el haber renacido implicó una severa responsabilidad, 

por haber suplantado en el Espacio a otro candidato para la 

vida carnal. Por eso su crimen es de mayor proporción delan-

te de la Ley Reencarnatoria, pues además de despreciar la va-

liosa oportunidad para su redención espiritual, aun despreció 

la confianza angélica y exceptuó a otra alma necesitada de la 

reencarnación.

Pregunta: Si necesitáramos un consejo sobre el procedi-

miento más seguro a seguir para la limitación de los hijos, ¿qué 

nos aconsejaríais como medida más sensata?

Ramatís: Ya os dijimos que la reducción de la prole en el 

mundo físico consecuentemente reduce la posibilidad de que 

vuestros hermanos espirituales gocen de la redención y ventura 

espiritual. El consejo más lógico y sensato que podríamos da-

ros para solucionar ese problema creemos que es el dejado por 

Jesús, constituido en Ley definitiva y a su vez suprime todas las 

dudas en cualquier juicio de nuestros actos: “Haced a los otros 

lo que queréis que os hagan a vosotros mismos”.

Inspirados en ese divino concepto, colocaos en el lugar de 

las almas torturadas y llenas de desesperación que se encuen-

tran en el Espacio víctimas de sus torpezas; reflexionad que 

también podéis encontraros en esa situación de indescriptible 

infelicidad espiritual. Indagaos vosotros mismos y decid ¿qué 

desearía yo si estuviera bajo el dolor infernal o el sufrimiento 

dantesco en el Espacio? ¿Despreciaríais el renacimiento físico 

que implicaría el provisorio y sedativo olvido y el camino ree-

ducativo en el mundo de la carne?

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