Ramatís

figuración menos bella— haciendo sentir a sus progenitores la 

dolorosa diferencia con el hijo excepcional que partió prematu-

ramente—, encontrará cabida definitiva, porque existe un vacío 

profundo en los corazones de los padres, que claman por cual-

quier substituto cordial. 

Pregunta: Creemos, según vuestras consideraciones, que 

todos los hijos bellos, sanos, buenos y sabios debieran desen-

carnar prematuramente porque vienen a este mundo para el 

sufrimiento de sus padres —culpables en el pasado— y por ser 

espíritus que cumplen con su última encarnación. ¿Hemos com-

prendido bien?

Ramatís: Nuestras consideraciones no son absolutas, como 

no hay reglas sin excepción. No todas las criaturas bellas, bue-

nas, sanas y sabias son espíritus que descienden a la materia 

para su última encarnación, como no todos los padres de cria-

turas hermosas e inteligentes están sometidos a la prueba de 

sufrir la pérdida prematura de los hijos queridos. ¡Jesús fue bel-

lo, sabio y bueno, mas sobrevivió hasta los treinta y tres años, 

y no se encarnó en el mundo físico para descargar cualquier 

tipo de saldo de magnetismo inferior! María de Nazareth y Lu-

crecia Borgia deslumbraron al mundo desde la infancia por al 

hermosura de sus semblantes; sin embargo, sin que nadie sos-

pechase de esos destinos tan diferentes, la primera fue la madre 

del salvador de los hombres, y la segunda el pote de pasión que 

sembraba veneno.

Sucede que en edad temprana tanto desencarnan las criatu-

ras bellas como las feas, las inteligentes o las retardadas, las amo-

rosas y las crueles, pues la muerte es como una espada de Damo-

cles suspendida sobre vuestras cabezas que os amenaza desde el 

primer gemido en la vida física. Es una condición permanente del 

mundo en que vivís, como factor necesario para la transforma-

ción del medio material, en donde las fuerzas más brutas amena-

zan continuamente la existencia de las cosas más frágiles.

Los seres vivos permanecen en continuo desgaste, ya sea 

por un proceso de enfermedad u otro cualquiera, y el fenómeno 

de la muerte es una “transformación” que acaece con las ener-

gías del mundo físico. La muerte, analizada desde la Tierra, os 

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