La Vida Más Allá de la Sepultura 

cualquier advertencia benefactora; la ceguera hipnótica los lleva 

gradualmente al ridículo, a la decepción y al equívoco, maquia-

vélicamente planeado por los seres de las tinieblas.

Pregunta: Creemos que no debe ser tan fácil la intervención 

de los obsesores sobre los encarnados, en base a las grandes 

diferencias vibratorias que existen entre el plano material y el 

astral; ¿no es verdad?

Ramatís: Evidentemente, hay gran dificultad para que los 

desencarnados ejerzan su comando sobre los encarnados, pero 

no cuando éstos son los que dan lugar y ayudan muchísimo 

el trabajo de los obsesores y, paradójicamente desfavorecen la 

protección y la asistencia de los espíritus benefactores, porque 

se rodean de fluidos perniciosos que atraen por su proverbial 

indiferencia hacia las enseñanzas evangélicas. En consecuencia, 

dificultan grandemente el servicio de socorro y orientación su-

perior, que es posible gracias al heroísmo y al sacrificio de los 

abnegados “guías” y tradicionales “ángeles de la guarda”.

A medida que los encarnados se rebajan por sus desatinos 

emotivos y desajustes mentales, poniéndose en contacto más 

íntimo y peligroso con las fajas vibratorias del astral inferior, es 

obvio que también aumenta el imperio de las sombras sobre la 

Tierra. Impidiendo la sanidad psíquica, que limpia el aura hu-

mana y capta las vibraciones de alta frecuencia y las inspiracio-

nes más elevadas: la degradación humana se transforma en un 

alimento que consolida el repugnante “puente vital” y permite 

a los malhechores desencarnados actuar en las márgenes de la 

vida física y estimula toda suerte de vilezas y preliminares del 

trabajo obsesivo.

Pregunta: ¿Esa hipnosis y persecución sistemática que los 

espíritus malhechores ejercen sobre los encarnados, se circuns-

criben únicamente a los desquites o venganzas contra los adver-

sarios del pasado, o tienen otros objetivos subversivos?

Ramatís: Las almas tenebrosas, además de crueles y venga-

tivas, viven llenas de deseos carnales inferiores que no pudieron 

satisfacer por causa de su muerte corporal. Eso se acrecienta 

más, debido a las condiciones vibratorias sutilísimas del mundo 

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