Ramatís

Pregunta: ¿Sería posible darnos algunos ejemplos objetivos 

sobre lo que decís?

Ramatís: ¿Cuáles serían los “deseos centrales” que palpita-

ban en lo íntimo del modesto obrero llamado Benito Mussoli-

ni y del pobre ayudante de cocina denominado Adolfo Hitler, 

cuando no pasaban de ser criaturas desconocidas del mundo? 

Aunque ignorasen, en el subjetivismo, la existencia de su “deseo 

central” predominante sobre los demás deseos y manifestacio-

nes menores del alma, indiscutiblemente, que era el de conquis-

tar y dominar al mundo, que los obsesionó definitivamente. Los 

espíritus diabólicos que procuraban almas simpáticas a fin de 

llevar la guerra al mundo terreno y mantenerlo sumiso a sus 

influencias, creando un campo subversivo para el alimento de-

gradado, fijaron, protegieron y estimularon el peligroso “deseo 

central” de Hitler, Mussolini y otros, consiguiendo transformar 

a esas criaturas en turbulentos instrumentos de la última heca-

tombe mundial-

Es probable, que durante su juventud, los planes de prepo-

tencia de esos hombres no fuese más allá de invadir la propie-

dad de sus vecinos, cosa que ya identificaba su “deseo central”, 

pero los genios de las sombras pudieron ampliar el área de ac-

ción de esos súbditos simpáticos, consiguiendo lanzarlos a la 

estrategia y al rapiñaje sobre las tierras de los países vecinos. A 

medida que los espíritus malhechores creaban en ellos el clima 

favorable para la preponderancia de su “deseo central”, también 

disimulaban su resistencia moral condicionada en el mundo, 

hasta cegarlos por su pasión de conquista, haciéndolos émulos 

de los grandes asaltantes de la historia. Conseguido eso, les fue 

fácil terminar con sus últimos escrúpulos, pues al poco tiempo, 

invertían los conceptos del Derecho humano y de las leyes pa-

cíficas, sustituyéndolas por una legislación a base de cañones y 

bombas homicidas.

Y, cuando la fuerza oculta que modelaba todos sus gestos 

y planes, se sintonizó a gusto, rompiendo todas las barreras de 

la ética y de la bondad, el modesto cabo del ejército alemán se 

transformó en “Führer” y el inquieto trabajador se convirtió en 

“Duce”. En realidad, era el “deseo central” que adquiría perso-

nalidad y se materializaba a la luz del ambiente material. Los 

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