Ramatís

que gradualmente se van condicionando al vicio sin apercibir-

se. De una simple “pasatiempo” inofensivo y encuadrado  en la 

moral de las criaturas, nace la pasión viciosa por la ilusión de 

las cartas, que poco a poco les roba el sentido de la dirección 

consciente y produce la superexcitación de la fiebre por el juego, 

capaz de llevarlo a los peores desatinos. Pero, la caída debe ser 

de un modo milimétrico y desapercibida, para que las víctimas 

de la pasión por el juego no pesen el metraje que ayer recorrie-

ron hacia el abismo que los separa de la ética moral, que les ser-

vía de garantía espiritual y sensata para el mundo. Muchos aún 

se molestan, si alguien les advierte del extremismo peligroso en 

que se encuentran, corroborando el viejo dictado de que “no hay 

peor ciego, que el que no quiere ver”.

Igual proceso se efectúa bajo la dirección de los espíritus 

malhechores, sobre aquéllos que pretenden fascinar, para alcan-

zar sus realizaciones diabólicas; les activan el “deseo central” 

que latía en lo íntimo del encarnado, dándole fuerza y exci-

tándole la imaginación, en un proceso gradual e incesante, que 

mucho nos recuerda a la marcha progresiva de la hipnosis. En-

tonces, ese “deseo central” va aflorando a la conciencia despierta 

de la víctima, pintándole cuadros de realizaciones agradables 

y posibilidades grandiosas y que a su vez, le aviva el campo 

emotivo bajo un peligroso narcisismo, hasta que el trabajo de 

las tinieblas consigue alimentar en el terreno del alma, la gran 

pasión oculta, que será devorante por el motivo de esa fanáti-

ca seducción. Esa pasión será el “centro hipnótico” o el “punto 

hipnótico” maligno que absorberá toda la atención del obseso 

y cuando los obeso-res se apoderen de su sistema nervioso y 

coordinen su campo intuitivo, les servirá de instrumento vivo 

para sus maquinaciones peligrosas. En verdad, los tenebrosos, 

no hacían más que explotar cualquier pasión, vicio o capcio-

sidad oculta de la criatura, que en forma de un “deseo central” 

predominante, era lo más indicado para el cultivo en la forma 

de pasión incontrolable.

Pregunta: En base a la complejidad del asunto, rogamos una 

vez más, algunas aclaraciones sobre la naturaleza de ese “deseo 

central”, que sirve de base tan sólida para el éxito de las obsesiones.

362