Ramatís
mundo material y que reconozcan, por la verdadera familia está
formada por la humanidad entera.
Y, como el hombre terráqueo posee en su estructura psíqui-
ca fragmentos de todos los vicios y vulnerabilidades peligrosas,
provenientes de su herencia animal, frágilmente reprimida por
las leyes sociales, se vuelve un débil instrumento, que hábil-
mente explotado puede materializar en la tierra, la voluntad
pervertida de los espíritus inferiores.
Pregunta: ¿Cuál sería la idea aproximada que podríamos
tener de esos “cursos” de psicología humana, frecuentados por
los espíritus inferiores de las sombras?
Ramatís: Los comandos de las tinieblas realizan estudios
minuciosos sobre todas las tendencias perjudiciales humanas,
investigando las voluntades débiles y procurando alcanzar a
los esclavos de los preconceptos y convenciones humanas, para
después vampirizarlos en su vitalidad psíquica. Muchas veces,
organizan cuidadosos relatos sobre las probables víctimas que
han de ser obsesadas, examinan todas sus reacciones en los
campos de su manifestación física y la naturaleza moral de sus
reflexiones interiores. Por lo tanto, no les cuesta mucho descu-
brir un deseo fuerte o imprudente, que les pueda servir como un
“detonador psíquico” procurando alcanzar sus objetivos som-
bríos. Ese deseo, muchas veces palpita como un ideal oculto
en lo íntimo de la futura víctima, pudiendo ser una ansiedad
constante con algún objetivo de auto-exaltación peligrosa en la
esfera social, política o en la dirección de su vida, disfrazando
tal vez, una vanidad acentuada o un orgullo implacable.
Es algo persistente que domina poco a poco la criatura y
supera a todos los deseos y objetivos accidentales, se desarrol-
la cautelosamente, rebelándose a su propio portador. Cuántos
tiranos, caudillos, magnates deshonestos y demás desequilibra-
dos de la historia, se vieron rápidamente elevados a posiciones
más peligrosas o prestigiosas del mundo, porque descubrieron
su fuerza y deseo poderoso, oculto en el subjetivismo del alma
y los estimularon a medida que se formaba el clima favorable
para su eclosión definitiva.
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