Ramatís
Pregunta: Con el fin de comprobar lo que encierran algunas
lecturas mediúmnicas y valiéndonos de los estudios que hemos
realizado sobre este asunto, gustaríamos saber si el estudio cien-
tífico de la obsesión en el mundo astral presenta mejor resulta-
do cuando es ejecutado por espíritus que fueron médicos sobre
la Tierra.
Ramatís: Evidentemente, los mejores trabajadores que en
el mundo astral se dedican al tratamiento de la obsesión son
aquellos que aun consiguen unir a sus elevados sentimientos el
conocimiento médico sensato que cultivaron cuando eran en-
carnados. En base a sus conocimientos avanzados de anatomía
y fisiología carnal encuentran mayor facilidad para estudiar las
“contrapartes” etéricas del periespíritu y de las matrices astrales
del cuerpo humano. El cerebro de carne, que dirige las funciones
del organismo físico, no deja de ser una copia bastante empo-
brecida del cerebro del periespíritu, que es el verdadero respon-
sable del admirable mecanismo de las operaciones mentales.
Aunque el “doble”, o sea, el duplicado periespiritual del ce-
rebro físico funciona en un campo vibratorio más sutilísimo del
mundo astral de los desencarnados, posee contornos y detalles
aún más perfectos y precisos que los del cerebro del hombre
encarnado. Por eso el médico o el hombre que conoce satisfac-
toriamente la anatomía y fisiología del cuerpo humano se inte-
gra con más facilidad en los cursos de anatomía periespiritual,
haciéndose más competente para trabajar y servir en el campo
de las obsesiones.
El cerebro del periespíritu estructurado con sustancias su-
tiles, también se presenta en forma de dos hemisferios caracte-
rísticos, surcados por las circunvoluciones tradicionales, con-
figurado por los lóbulos, convenientemente separados por las
aberturas de la masa encefálica. También su mecanismo orgá-
nico en el plano “etéreo astral”, guarda una gran relación con la
función de los centros motores, descripta en los tratados huma-
nos en lo tocante al cerebro físico. La supremacía excepcional
del cerebro del periespíritu consiste en que semeja un complejo
aparato eléctrico, jamás conocido por los ojos humanos que se
transforma en una verdadera usina de fuerza radiante, que con-
trola las más complejas operaciones ejercidas por el espíritu y
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