La Vida Más Allá de la Sepultura 

lución para esa angustia; convertir simultáneamente al obsesor 

y al obseso a los postulados amorosos de Cristo. Como mani-

festé anteriormente, poco se adelanta apartando a los espíritus 

perseguidores e impedirles que se aproximen a sus víctimas, 

pues ese proceso violento no soluciona la ejecución de la lev de 

“causa y efecto”; la solución del problema queda suspendida y 

sin ella la “enfermedad” espiritual volverá nuevamente a su cur-

so, como vuelven las moscas a las heridas cuando se descubren. 

Al poco tiempo, el obseso y el obsesor volverán a unirse por los 

viejos lazos del odio insatisfecho y superexcitado por el desen-

carnado, mientras que el perseguido también vibrará contra su 

verdugo de la sombra. La cura requiere que sean desligadas 

espontáneamente las cadenas que los atan hace tanto tiempo, y 

eso sólo será posible por la fuerza del perdón y de la humildad.

Pregunta: ¿Cuáles son los tipos de instituciones que cono-

céis en el Espacio como responsables por el aprendizaje y pre-

paración de los espíritus destinados para atender los casos de 

obsesiones?

Ramatís: Los cursos especializados para atender los casos 

graves de obsesión y fascinación de los encarnados funcionan 

casi siempre en los departamentos de auxilio espiritual, locali-

zados en el seno de instituciones reencarnatorias. En el futuro, 

los psiquíatras de la Tierra podrán aplicar gran parte de los tra-

tamientos espirituales administrados en el Espacio, cuando se 

convenzan que los principales fundamentos de la cura psíquica 

son las enseñanzas evangélicas de Jesús que, en realidad, es el 

verdadero Médico del Alma.

Los establecimientos de tratamiento psicopático situados 

en la Tierra fallan considerablemente en sus comprobaciones 

clásicas porque pretenden solucionar problemas emotivos —

que se enraízan en lo profundo del corazón y se encadenan a 

las fuerzas del espíritu— usando los recursos violentos de la 

terapéutica a base de electricidad o de hormonas. Es cierto que 

los choques eléctricos o las intervenciones medicamentosas vio-

lentas consiguen a veces variar la marcha de la locura o man-

tener algo despierto al enfermo, pues este procedimiento supe-

ractiva temporariamente las células cansadas. Pero el problema 

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