Ramatís
exacto en que deberá expirar en forma natural en la materia, de
acuerdo con el plazo previsto por los ascendientes vitales de su
cuerpo físico.
Los abortadores profesionales son los mayores enemigos
de la vida y los peores verdugos de las almas que se afligen
para reencarnar. Es inimaginable la tortura del ser que pierde
la bendición de un cuerpo que le destinaban para su progreso
en la materia, y olvidar en parte el remordimiento de sus culpas
anteriores. Los infelices “especialistas” del aborto mal saben que
están depositando sobre sus hombros un peso de las más horri-
bles consecuencias después que la muerte los libere de su cuer-
po físico. Separados del biombo de la carne que aún los protegía
contra la embestida directa de sus víctimas, éstas caerán sobre
su alma aterrada, formando la turba de almas que fue impedida
de renacer debido a la práctica nefasta del aborto profesional.
No encuentro vocablos para describiros el pavoroso des-
tino de esos desgraciados en el Más Allá después de la muerte
de su cuerpo físico. Ninguna fuerza consigue protegerlos y sólo
sus verdugos les proporcionarán toda suerte de torturas y pavo-
res que los dejarán estropeados, como trapos vivos, en la figura
de personajes de la más horripilante novela jamás creada por
la imaginación enferma de un Hoffman. No deseo torturar la
mente del médium ni impresionaros con la descripción de otros
cuadros pavorosos que pasan a vivir en el astral inferior de esos
desviados de la vida espiritual después que pasan por la Tierra
como tenebrosas parcas ignorantes o diplomadas, que por un
miserable puñado de monedas cortan la vida en la gestación
materna.
Los abortadores profesionales exterminan vidas que fueron
creadas por otros, por cuyo motivo el plazo de su expiación na-
die la puede determinar, y es por esto que dependen del tiempo
que sus adversarios resuelvan torturarlos en el Más Allá, hasta
darse por bien vengados.
Pregunta: ¿Esos espíritus sufren como los otros en los char-
cos del astral inferior o son torturados solamente por sus adver-
sarios vengativos?
Atanagildo: Sería invertir demasiado tiempo el poder ex-
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