La Vida Más Allá de la Sepultura
hacer algunas diferencias de importancias entre las mismas; por
ejemplo: así como vosotros decís valles, grutas, cuestas, cuchil-
las, mesetas y desfiladeros, que aun siendo cosas distintas, per-
tenecen a configuraciones del mismo suelo. En esos depósitos
se recogen los residuos mentales y emotivos que sobran en la
atmósfera terrena, pues en base a la baja vibración del medio,
los productos del pensamiento y de las pasiones degradantes se
precipitan en esos valles sombríos y densos.
Alrededor de las regiones donde se aglomeran los habi-
tantes de un país, ciudad o pueblo, también se forman “zonas
atractivas” del astral inferior, congregándose sustancias consu-
midas con el uso y abuso de las pasiones y de los pensamientos
deplorables, que se transforman en depósitos astralinos o en
charcos pestilentes. Y, conforme a la pasión predominante en la
comunidad, esos depósitos semejan a las aguas estancadas don-
de proliferan gérmenes nocivos y se crean formas parasitarias,
grotescas y movedizas, que se alimentan de las energías degra-
dadas y emanadas de la mentalidad humana. Todo eso provoca
la aproximación de tipos especiales de aves, animales, reptiles
u otros seres astralinos que buscan la sustancia afín a su tipo y
metabolismo, como sucede con el mórbido clima del organismo
físico que produce el bacilo de Kock, de Hansen o las espiroque-
tas de Schaudin, la tuberculosis, lepra y sífilis respectivamente.
Es la ley de atracción que funciona equitativamente en su ritmo
y simpatía. Si el agua corrompida de los pantanos atrae a las
bacterias infecciosas, ¡es obvio que el rosal en flor sea el nido de
mariposas y picaflores!
Pregunta: También habéis hecho referencias sobre “colores”
y “halos” de los espíritus, al tratar de las emanaciones mentales
nocivas. ¿Podéis elucidarnos mejor ese aspecto?
Atanagildo: Hay que distinguir entre colores luminosos
y turbios, claros y oscuros. Si os fuese posible conocer el halo
mental de un espíritu de la magnitud de un Francisco de Asís
ode Buda, notaríais que su luz poderosa es capaz de destruir y
carbonizar cualquier expresión deletérea o “pensamiento forma”
inferior, que intentase infiltrarse en sus mentes, buscando alimen-
to mórbido o vida parasitaria. Por eso, los espíritus del mal, del
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