Ramatís

manos utilizaban para fines innobles o violentos.

Las emanaciones mentales a que hicisteis referencia en 

vuestra pregunta, están formadas por figuras o manchas vivas, 

de aspecto gelatinoso; a veces, semejan una especie de parafina 

bastante viscosa, de color oscuro sucio, que se agita bajo el im-

pulso de la mente que la origina. Poseen movimientos rápidos, 

larvales u ofídicos cual si fuesen agitadas por diferentes corrien-

tes de aire; unas veces toman formas grotescas, como si fueran 

minúsculos murciélagos o pulpos pequeñitos de tentáculos muy 

finos y con movimientos de gusanos. Una vez creados por la 

mente enfermiza, procuran alcanzar los polos simpáticos, inten-

tando fijarse definitivamente en las condiciones de vida parasi-

taria. Siguiendo el proceso, no tardan en ser atraídas por otras 

criaturas que “piensan” en la misma faja vibratoria degradada, 

entonces se incorporan, toman nueva vida y se ajustan al halo 

mental de los seres imprudentes que las atraen, para volver en 

seguida a producir una nueva cantidad de sustancia igual, de 

las cuales procuran nutrirse para continuar una vida efímera y 

execrable.

En ciertas oportunidades, pude estudiar el halo mental de 

algunas criaturas degradadas y a través de mi poder psíquico 

visual, tuve la misma impresión que tendría un investigador de 

laboratorio, que utilizase para analizar, a través del microsco-

pio, la gota de agua tomada del pantano. Allí se movían las más 

indescriptibles formas de larvas, pececillos, elementales o ame-

bas fluídicas que habían creado los pensamientos impuros y los 

detestables sentimientos de las almas delincuentes.

Pregunta: ¿Nos podéis aclarar mejor, qué motivo esencial 

tienen esos depósitos de sustancia mental deletérea, para atraer 

a las aves, animales y reptiles del astral inferior?

Atanagildo: Son zonas densas hacia donde se canalizan 

con rapidez las energías subversivas en formas elementales y de 

gran vitalidad.

Al tomar formas repelentes, llegan a provocar la voracidad 

de las fieras y de las aves astrales. Aunque la naturaleza del bajo 

astral guarde semejanza general entre sí, usamos cierta nomen-

clatura en nuestros estudios, para distinguirlos mejor, y poder 

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