La Vida Más Allá de la Sepultura
a las más puras expresiones de la belleza y moral humana. Esas
criaturas viven en el astral, la degeneración de los harenes, y las
viviendas, se parecen a la de los sultanes pervertidos de Oriente.
Existe un lujo relajante y un culto exageradamente ofen-
sivo de las nobles formas de la vida humana y se defiende la
libertad absoluta, para que el alma viva del modo apetecible.
Esos espíritus sostienen un sistema de libertad puramente exis-
tencialista, sin ninguna preocupación por el futuro del alma, y
afirman, que el “ser” debe existir liberado de cualquier tipo de
limitaciones. Se mantienen en constante actividad subversiva
contra los principios angélicos del Cristo y se consideran defini-
tivamente integrados a su sistema de vida, que es más espontá-
neo y alejado de cualquier compromiso espiritual.
Pregunta: ¿Cuál es el factor que favorece a ese ajuste de
temperamentos y caracteres diabólicos tan feroces, al punto de
organizarse en colectividades disciplinadas?
Atariagildo: Se trata de un factor que no debería ser ex-
traño a vuestro raciocinio común, pues nace de la mutua nece-
sidad de protección y ayuda para obtener con más facilidad los
elementos y condiciones favorables a sus pasiones insaciables.
Muchos espíritus, explotados por mucho tiempo por el cruel
poder de los verdugos y crueles jefes de esas ciudades, se de-
gradan a tal punto, que luego pasan a reforzar las filas de las
hordas enemigas que actúan en contra del orden y la renova-
ción espiritual. Permanecen aferrados a sus regiones sombrías
y acondicionados a una vida rebelde y degradante, sin poder
vencer la hipnosis de los sentidos adormecidos por el vicio y el
crimen, impermeabilizándose contra la ayuda que les brindan
las falanges de espíritus benefactores, terminando por odiar a
la luz salvadora. Los más débiles de voluntad permanecen por
mucho tiempo sujetos al servilismo diabólico, sin coraje para
abandonar a los verdugos que los torturan, pero que los ali-
mentan; otros, más expertos y astutos, emancípanse del medio
deletéreo, asumiendo tareas infamantes y aceptan la función de
“vengadores” profesionales, así como en la Tierra existen secua-
ces o asesinos asalariados que efectúan el asesinato contratado.
Y, como sucede comúnmente en vuestro mundo, esos parias de-
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