La Vida Más Allá de la Sepultura 

íntimo de sus corazones, cubiertos de tinieblas.

Pregunta: ¿Cuáles fueron vuestras impresiones al penetrar 

por primera vez en una de esas ciudades del astral inferior, en 

donde viven criaturas esclavizadas por las organizaciones del 

mal?

Atanagildo: Aunque no me considere un espíritu de eleva-

do grado, me sofocó de tal modo el ambiente de la ciudad, que 

casi llegué al punto de pedir socorro a las falanges amigas. La 

respiración se hizo jadeante y por el interior de mis pulmones 

penetraban fluidos pegajosos que pesaban en mi indumentaria 

peri-espiritual, haciéndose tan opresiva como si estuviese vesti-

do con un traje de acero. Me sentí casi agotado en mis fuerzas 

magnéticas acostumbradas, como si un invisible vampiro hu-

biese chupado toda la vitalidad de mi periespíritu. Con respecto 

al caminar, tuve la sensación de estar moviéndome en medio 

de un barco viscoso. Sólo más tarde pude valorar el poder ab-

sorbente del periespíritu en esas regiones, en donde precisamos 

estar alertas y tener imperiosa voluntad, no sólo para regular el 

metabolismo en relación al magnetismo energético del medio, 

sino adaptarlo también inteligentemente para la defensa del 

plano asfixiante.

Pregunta: ¿Por qué no pudisteis reaccionar concentrando 

energías más poderosas o disolviendo el magnetismo exterior 

tan opresivo?

Atanagildo: Si así lo hiciera no podría hacerme visible en 

la ciudad y terminaría perdiendo el aprendizaje socorrista que 

en la actualidad tanto me beneficia al espíritu, pues si estuviese 

sometido a mi frecuencia vibratoria común no podría actuar o 

relacionarme prácticamente en ambiente tan denso.

Los sentidos psíquicos de aquel tipo de alma subvertida 

están circunscriptos a una faja vibratoria bastante reducida, por 

cuyo motivo se les escapa cualquier contacto positivo y directo 

con los espíritus que se afinan a los padrones astrales por en-

cima de las fronteras de las sombras. Noté que después de la 

absorción de las energías opresivas y de la inhalación del fluido 

denso del medio inferior, me hice visible a ciertos grupos de 

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