La Vida Más Allá de la Sepultura 

conocimientos muy avanzados y más allá de mi simple concep-

ción particular. No guardo la presunción de poseer mejores co-

nocimientos que otras ramas de la metrópoli del Gran Corazón, 

como tampoco quiero sugeriros que soy demasiado sensible e 

impresionable por los fenómenos relatados. Pero os aseguro que 

el pavor, la angustia y al mismo tiempo la misteriosa amenaza 

que existe en toda la región del astral sombrío y que se extiende 

aparentemente a todos sus habitantes excéntricos, debe tener su 

origen en las emanaciones mentales inferiores, de perversidad, 

celos, desesperación, odio, envidia y demás pasiones tenebrosas 

que provienen de la mayor parte de la humanidad allí existente.

En cambio, la vegetación, las aves, los animales y las cosas 

que existen en las colonias y ciudades elevadas, están saturados 

de vida, son tiernos y comunicativos y se nutren por los esplen-

dores de la luz que los envuelve continuamente; en el astral 

sombrío, la falta de luminosidad interior produce el ambiente 

infectado y oprime el libre influjo de la savia creadora, resul-

tando el aspecto torturante y asustador que domina a todas las 

cosas existentes.

Si la luz en nuestra metrópoli renueva y purifica nuestras 

relaciones con el medio y los seres, tornándolos en admirable 

prolongación comunicativa de nosotros mismos, es de imaginar 

entonces que la falta de luz en las regiones infelices incentiva al 

máximo el egoísmo y la impiedad, exceptuando las condiciones 

apropiadas para proteger su personalidad inferior y a su vez 

para que puedan sobrevivir en un medio tan hostil para la vida 

misma.

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