La Vida Más Allá de la Sepultura 

alma con el medio, aunque se regulen por leyes diferentes a las 

del plano físico.

Las regiones inferiores del astral se nos presentan como si 

fueran de una solidez casi impenetrable y tienen forma de abis-

mos, desfiladeros, malezas inhóspitas, ríos, lagos y caminos pe-

ligrosos, de naturaleza atemorizante y deformada, sin la gracia 

del paisaje terreno.   En la metrópoli del Gran Corazón los ríos 

y riachos que bañan a la ciudad son fuentes de agua cristalina y 

de fragancia bienhechora; en las regiones inferiores, las corrien-

tes de agua son oscuras, cálidas y sucias, exhalan un olor fétido 

y emanan vapores sulfurosos.

De ahí el sufrimientos dantesco que padecen las almas que 

son atraídas y “caen” a esas zonas sin poder orientarse para salir 

de ellas, siendo víctimas de los más engañadores fenómenos en 

sus relaciones con el medio. Sumergidos en las sombras ater-

radoras y sofocados en los inmundos desperdicios aeriformes, 

se ven atraídas por las más simples necesidades fisiológicas de 

su periespíritu. Entonces claman por alimentos, agua, sueño, 

reposo y abrigo, mientras que sus despiadados adversarios, en-

trenados en las sombras, agotan todas las reservas de coraje, 

esperanza y alivio, vampirizándolos bajo el más humillante es-

tado de sufrimiento moral y espiritual.

Pregunta: ¿No sería lógico que los espíritus que viven en el 

astral inferior pudiesen visitar las comunidades más elevadas, 

así conocen el júbilo de la vida superior que les sirve de incenti-

vo para su renovación espiritual?

Atanagildo: A pesar de los grandes sacrificios a que nos 

sometemos cuando vamos en misión de tarea sacrificial o de 

entrenamiento espiritual, descendemos a los planos bastante in-

feriores del astral, a pesar de que nos es más fácil descender al 

seno de las sombras, que a los espíritus tenebrosos o sufrientes 

subir a las regiones elevadas, en donde se encuentran las regio-

nes angélicas. Entre ellos hay espíritus diabólicos, que en canti-

dades amenazadoras acostumbran atacar los puestos y agrupa-

ciones de ayuda que se sitúan en las inmediaciones de las zonas 

sombrías, pero no consiguen su intento, porque son rechazados 

por aparatos defensivos a base de emisiones electro-magnéticas. 

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