La Vida Más Allá de la Sepultura 

el magnetismo energético que se irradia del cadáver, que fue su 

instrumento vivo en el mundo físico. Esa irradiación energética 

ese producto natural del campo mineral del cuerpo físico en 

vías de disolución en el medio terrestre y puede aprovecharse 

hábilmente a través del sutil “cordón plateado” que aún obliga 

al espíritu a focalizar su atención mental en el mundo físico, ac-

tivando y vitalizando las imágenes que se le presentan en la tela 

de la memoria etérica, sin conducirlo a desatinos y haciendo 

que sólo sea un espectador de sí mismo.

De modo contrario, la libertad inmediata del espíritu, en el 

astral, haría recrudecer violentamente sus evocaciones menta-

les sin la ayuda del cuerpo físico para atenuarla a causa de su 

sensibilidad psíquica. Es obvio que el espíritu benefactor y el 

alma cristianizada puede dispensar de esos cuidados y de la fase 

de adaptación gradual en el mundo astral, porque cuando eran 

encarnados ya estaban ligados a las regiones superiores de Paz 

y Ventura, a las cuales se reincorporan definitivamente después 

de la muerte física. Son almas que por ser bendecidas fuentes 

de luz y energía superiores disuelven los mantos de las tinieblas 

por donde transitan.

Pregunta: ¿El periespíritu sólo aprovecha las emanaciones 

radiactivas que absorbe el cuerpo físico? ¿O éste también recibe 

alguna cosa del organismo periespiritual?

Atanagildo: En verdad, el periespíritu usufructúa las ener-

gías magnéticas que emanan del cuerpo físico, pero también 

sustenta a este último por la devolución rítmica de las fuerzas 

del mundo inferior; son dos organizaciones disciplinadas que 

se ayudan mutuamente hasta la separación definitiva. Común-

mente hay en el periespíritu ciertas adherencias nocivas que son 

productos de sustancias astrales que más tarde pesan al efec-

tuarse la liberación definitiva del desencarnante, por eso convie-

ne que sean absorbidas por el cadáver, que en este caso funciona 

como un condensador o conductor de impurezas que luego se 

disolverán en la tierra. Si no existiera ese proceso profiláctico 

para las almas que se encuentran sumergidas en las tinieblas de 

la rebeldía o ligadas al torbellino de las pasiones degradantes, 

serían figuras y condensadores repulsivos vivos que portarían 

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