La Vida Más Allá de la Sepultura
Pregunta: ¿Es en esa ocasión, según lo explican algunos
compendios espiritualistas, cuando se corta el último hilo de la
vida?
Atanagildo: El proceso de la desencarnación, como ya lo
describí, sucede por etapas que se van sustituyendo gradual-
mente y se inicia normalmente con la acción magnética a la
altura del sistema nervioso, actuando sobre todos sus ganglios y
plexos nerviosos, se acentúa después en el vientre, en donde se
localiza el centro vegetativo o la sensación instintiva; prosigue
en la región torácica y provoca la defunción cardíaca, con inter-
vención en el centro del sentimiento, para concluir en el campo
de la idea, en el centro psíquico o mental, situado en el cerebro.
En este último órgano es donde realmente reside la dirección
del espíritu, cuando dirige su organismo físico y es también allí,
donde se encuentran todas las energías, después que han sido
liberadas de todas las regiones del cuerpo, al igual que un ejér-
cito disciplinado, delante de la derrota implacable, se concentra
alrededor de su comando y aguarda, en la más dolorosa expec-
tativa, las últimas órdenes de vivir o morir.
Así como el gran simpático es el nervio que sirve de verda-
dero apoyo físico al cuerpo astral, el cerebro es el basamento del
vehículo mental, y como tal, debe ser el último en liberarse de la
vestimenta que dirigió durante la vida material. El mismo poder
creador de la mente, que sabe aglutinar la sustancia física para
formar el cuerpo carnal y hacerlo renacer en la Tierra, luego
que toma posesión de aquel contenido lechoso del que hemos
hablado —impregnado de vitalidad y usado como sustentación
de la vida humana, desata también la configuración definitiva
del periespíritu liberado del cuerpo físico y entonces, aquél se
vuelve un nuevo centro coercitivo de la colectividad atómica del
mundo astral.
Pregunta: ¿En la zona cerebral es donde los técnicos cortan
el último lazo de unión del espíritu con el cuerpo físico?
Atanagildo: Cuando hablé de mi desencarnación, os dije,
que en el momento exacto en que los técnicos debían estar tra-
bajando en mi región craneana, para desligarme definitivamen-
te de los últimos contactos con el cuerpo material, sentí como
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