La Vida Más Allá de la Sepultura
conciencia espiritual y la sugerencia de la oración afectiva antes
de desencarnar.
He ahí el por qué, los trabajadores del Señor y ciertas cria-
turas bien espiritualizadas desencarnan perfectamente, lúcidas
y en calma, a punto de llegar a invitar a los presentes a la oración
y hasta llegan a determinar ciertas providencias relativas a su
traspaso. Sus cuerpos son abandonados con envidiable tranqui-
lidad espiritual, en vez de desesperarse como aquéllos, que no
viven preparados para saber morir. En el trabajo desencarnato-
rio de esas almas emancipadas y conscientes, casi siempre, los
técnicos hacen converger todas las fuerzas vitales y magnéticas
hacia la región infracraneana a la altura del cerebelo, en donde
se acumulan las fuerzas regeneradas que activan al espíritu y
le agudiza la percepción mental del fenómeno desencarnatorio.
Pregunta: ¿Podríais describirnos minuciosamente el proce-
so gradual de la desencarnación, así lo conocemos en su aspecto
científico?
Atanagildo: En las desencarnaciones comunes, al comien-
zo, casi siempre se solicita la presencia de un espíritu que posea
magnetismo semejante al del agonizante, para poder ayudarlo
en la desencarnación. Le coloca las manos sobre la frente, en un
proceso de revigorizamiento magnético en los lóbulos frontales
y acelera el “chakra” coronario, en donde está la verdadera di-
rección del sistema de fuerzas del doble etérico, que relaciona
al periespíritu con el cuerpo físico. En seguida el técnico desen-
carnador inicia sobre la organización etérica del periespíritu, un
trabajo de magnetización a lo largo del cuerpo carnal: es una
operación muy compleja, porque el operador deberá detenerse
con perfecto conocimiento de la técnica, que exige, a la altura de
cada “chakra etérico” o centro de fuerzas, ayudando a las funcio-
nes y movimientos en un ritmo armónico y en toda la extensión
del periespíritu. Su misión es regular el “chakra esplénico”, que
recepciona la vitalidad del medio ambiente, para que se equi-
libre correctamente con el funcionamiento del centro cardíaco,
que es la sede de los sentimientos y a su vez, ejercer el control
del “chakra laríngeo”, para evitar la pronunciación de palabras.
El llamado “doble etérico”, que sirve de intermediario entre
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