PREÁMBULO
Mis hermanos:
A través de estas páginas deseo registrar los principales
acontecimientos de mi vida, desde el último momento de mi
desencarnación hasta el ingreso en el Más Allá, en la región que
genéricamente conocéis como mundo astral. Sé lo difícil que se
me hace daros una idea nítida y sensata de la esfera en donde
me sitúo en el presente, después que se rompieron los lazos que
me ataban, por medio del periespíritu, al organismo de la carne.
Las dificultades son muchas y traban gran parte de mis posibi-
lidades para daros al respecto un relato fiel e irrefutable. Si os
hablase de la futura probabilidad del contacto planetario entre
criaturas reencarnadas en planetas diferentes, serían menores
esas dificultades y también favorecidas por la naturaleza de los
entendimientos, porque se trataría de la vida en mundos que
vibran en las mismas características físicas.
Pero en mi caso y en el de otros espíritus desencarnados,
que intentan describiros desde aquí el panorama de la vida as-
tral, todo se les vuelve dificilísimo para hacerse comprender en
el ambiente exterior de la superficie del orbe terráqueo, porque
debemos usar ejemplos de “afuera” para poder revelaros la esen-
cia que interpenetra la forma de “adentro”. Por eso debo valer-
me de la práctica común de las comparaciones y simbolismos
a fin de compensar la deficiencia que me es muy natural en la
preocupación de describiros mi morada invisible a los ojos hu-
manos, que es muy diferente a la morada terrena conocida por
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