La Vida Más Allá de la Sepultura 

longar la vida física de los hombres, preocupados por alcanzar 

el “elixir de la vida” o en descubrir las hormonas que le garan-

ticen más éxitos en las sensaciones animales transitorias; los 

espíritus piadosos, intentan inspirar a la criatura terrena para 

que no corra de la temida muerte y que tampoco se atrofie en 

el culto decepcionante de los sentidos físicos. Por eso, muchas 

criaturas sienten escalofríos en la espina dorsal cuando oyen 

hablar de la muerte, como si no la hubiesen enfrentado nunca, 

en el transcurso de los milenios pasados. Cuántas veces la muer-

te amiga os fue proporcionada por la técnica de esos espíritus 

especializados, que os cortaron el “hilo de la vida” para que os 

pudieseis liberar de las cadenas del sufrimiento humano. En la 

Atlántida, en Egipto, en la Galia, en la Hititia, en Grecia, India 

oEuropa, cuántos cuerpos de carne habéis consumido para la

rectificación de vuestro espíritu. Gracias a esas continuas inter-

rupciones de vida corporal, es que habéis podido realizar suce-

sivas experiencias humanas y activar el progreso de vuestros 

espíritus.

Pregunta: ¿Cuáles son las primeras providencias que to-

man los espíritus asistentes a las desencarnaciones, cuando de-

ben liberar a los moribundos?

Atanagildo: Ya os dije, anteriormente, que no se registra 

una sola reencarnación o desencarnación, que sea idéntica a 

las otras; comúnmente, los técnicos desenvuelven sus trabajos y 

coordinan el proceso desencarnatorio a medida que se manifies-

tan las reacciones y acontecimientos a medida de la naturaleza 

“psico-física” del desencarnante. Cuando se trata de un alma 

afiliada a cualquier comunidad superior o que se ha decidido al 

servicio del amor al prójimo, las primeras providencias de los 

técnicos se circunscriben a crear una defensa alrededor de su le-

cho de dolor. Esos espíritus crean una red de fluidos magnéticos 

que disuelven las vibraciones mentales y los impactos emotivos 

causados por los parientes en estado de desesperación y prote-

gen al desencarnante contra cualquier intervención indebida del 

astral inferior.

Aunque no siempre se obtenga un éxito completo, debido a 

la poderosa imantación por la angustia manifestada por los pa-

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