La Vida Más Allá de la Sepultura
Tuve oportunidad de presenciar algunas desencarnaciones,
en donde el mismo espíritu desencarnantes, era el más atareado
por liberarse de los lazos vitales que lo ataban al cuerpo físico.
En otras ocasiones, comprobé que las almas valerosas llegan
hasta hacer “bromas” en base de su propia muerte física, ante
la seguridad con que se sometían al proceso a través de vidas
pasadas No creo que la más poderosa red de hilos magnéti-
cos —que durante la muerte pueda tejerse por las aflicciones
de los parientes desesperados— pueda perturbar esos espíritus
tan emancipados de las ilusiones del mundo, y que ya se en-
contraban anticipadamente liberados de las penas de la vida
espiritual. La mayoría de las almas terrenas, se embarazan de
tal forma en las mallas hipnotizadoras e instintivas de la vida
humana, que en la hora de la muerte, parecen moscas cansadas
que no logran desprenderse de los hilos de la poderosa red, te-
jida por las arañas.
Pregunta: En base a vuestras referencias sobre los espíritus
que prestan ayuda a las personas en vía de desencarnar; ¿po-
dríamos saber si existe una organización disciplinada en el Más
Allá que se dedique exclusivamente a esa clase de ayuda?
Atanagildo: Así es en realidad. En nuestra metrópoli, por
lo menos, existen cursos disciplinados, dirigidos por espíritus
elevados, que no sólo enseñan la ciencia a eme está subordinada
la muerte corporal, sino, que enseñan la técnica práctica para
el mejor éxito de las operaciones desencarnatorias terrenas. La
complejidad y delicadeza de las operaciones cine se producen u
originan en el mundo astral, bajo la responsabilidad de los or-
ganizadores del Bien, exige más conocimientos v cuidados que
las operaciones rutinarias en la Tierra. En el mundo material,
las formas que lo componen, se encuentran en continua libera-
ción de energías, esas mismas energías pasan hacia este lado,
revitalizándose en su fuente natural, a la cual fueron atraídas.
De la misma forma, que para los encarnados la muerte sig-
nifica la extinción de la vida material, aquí el fenómeno se in-
vierte, pues el espíritu se libera de la materia densa, para ingre-
sar en su verdadero mundo, compuesto de energías sutilísimas.
Por esa causa se necesita la formación y adiestramiento de
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