La Vida Más Allá de la Sepultura
mismo plano de dolorosas deudas finales.
Algunas veces, la lujosa aeronave explota en el aire, destru-
yendo a todos sus tripulantes y pasajeros, que a su vez es una
copia fiel, aunque moderna, del antiguo y temido barco pira-
ta, que conduce a los mismos personajes del pasado, rumbo al
pago doloroso, determinado por la Ley del Karma.
Pregunta: ¿Cuál es la mejor actitud que debemos adoptar,
delante de aquéllos que se encuentran padeciendo crucialmente
y nos sentimos realmente conmovidos, aunque sepamos que no
podamos aliviarlos?
Atanagildo: Ya os manifesté, que durante mi desencarna-
ción, las energías que más me confortaron y ayudaron en el
delicado viaje de vuelta, fueron las vibraciones tiernas y sutiles
traídas en alas de la oración. Las preces en favor del moribun-
do, son el mejor recurso balsámico y benefactor, pues además
de colocarlo bajo un manto de vibraciones sedativas para su
psiquismo perturbado, sirve para aquietar la desesperación y la
emotividad de aquéllos eme claman por el auxilio alrededor de
su lecho de muerte. Durante las preces, se produce una divina
absorción de las emergías provenientes de aquél que ora y a su
vez, son dinamizadas por las dulcísimas proyecciones dirigidas
por las entidades angélicas de las esferas superiores, que enton-
ces, hermanan todos los sentimientos en la misma frecuencia
amorosa. Es como un generoso y refrescante baño para el ago-
nizante y alivia al periespíritu cansado, ayudándolo a partir de
la Tierra para encontrar el reposo amigo.
Delante de la muerte del cuerpo, ayudad al espíritu a li-
berarse mansamente; no desesperéis delante de esa separación
inevitable, pero no definitiva; vuestros gritos y desesperos ínti-
mos no pueden evitar un desenlace, que es decisión irrevocable
tomada por la Ley Kármica. Por eso, recurrir a las preces y no a
los clamores desesperados, seguros que ayudaréis rápidamente
al espíritu en su desligamiento del capullo de la carne.
Sobre vuestros dramas terrenos, permanece la Sabiduría y
la Bondad de Dios, que siempre sabe lo que hace.
Pregunta: ¿La oración de los encarnados puede ayudar a
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