La Vida Más Allá de la Sepultura 

pasadas, tienden a desagregarse por la energía del psiquismo di-

namizado en el interior del enfermo. A medida que se sutiliza su 

envoltorio periespiritual, la luz interior que existe en todas las 

almas, se proyecta cada vez con más expansión, carbonizando 

y desintegrando las toxinas, miasmas y virus atraídos del astral 

inferior.

Me dice el hermano Ramatís, que se encuentra a mi lado, 

que la fase “dolor” es concentración de energías y penetración de 

luz en el interior del espíritu, por cuyo motivo aumenta el poder 

desintegrador de las impurezas existentes en el periespíritu y 

de las emanaciones virulentas que fluctúan en el aura humana.

Pregunta: ¿Cómo debemos entender ese fenómeno de con-

centración de energías, que aumenta al espíritu, el poder para 

desintegrar las toxinas?

Atanagildo: Podéis imaginar ese fenómeno, comparándolo 

al de la lente que hace converger los rayos solares hacia de-

terminado punto, centuplicando el poder desintegrador en la 

materia. Es preciso que el alma, cuando está sometida a los 

sufrimientos atroces, aproveche toda su concentración psíquica 

hasta el último segundo, pues, durante ese fenómeno doloroso 

se realiza la drenaje tóxico del periespíritu, y el cuerpo físico se 

transforma en una especie de “secante” absorbedor del veneno 

vertido por el psiquismo enfermizo. Cuanto más tiempo perdure 

la enfermedad, mayor será la cantidad de toxinas que se mate-

rializarán en el organismo carnal, que más tarde se disolverán 

en el seno de la sepultura terrena. Si fuera cortado el hilo de la 

vida, antes de ultimar el proceso drenatorio, previsto antes de 

la encarnación del espíritu, éste retornaría al astral impregnado 

aun por sus residuos tóxicos, que les exigirán una nueva expe-

riencia carnal futura, aunque se realice en un plazo menor, a fin 

de completar la expurgación interrumpida por la imprudencia 

de la eutanasia.

Por lo tanto, debéis tener presente la gran responsabilidad 

de aquél que practica la eutanasia, porque además de compro-

meterse con la Ley Kármica, que no autoriza la reducción de 

la cuota de vida antes del tiempo previsto por la técnica desen-

carnatoria; el homicida “piadoso” quedará comprometido, en el 

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