La Vida Más Allá de la Sepultura 

es evidente que más tarde deberemos atender a las necesarias 

rectificaciones, bajo el proceso doloroso del sufrimiento y en el 

mismo escenario del mundo que subestimamos.

Aunque el alma no sea consciente del ajuste, se demore en 

la rebeldía o en los desatinos por largo tiempo, llegará el día en 

que tendrá que aceptar el programa sacrificial de su recupera-

ción y entregarse al cumplimiento integral de las cláusulas del 

contrato sideral que subestimó. Entonces se ve obligada a acep-

tar una nueva encarnación en la vida física, para sensibilizar 

el psiquismo y depurar al espíritu en el crisol del sufrimiento 

benefactor. ¿Y qué sucede entonces? He aquí que los parientes 

mundanales o la ciencia de los hombres, creyendo que ese sufri-

miento atroz y de recuperación espiritual deriva de algún equí-

voco del Creador, resuelve intervenir en el caso particular del 

espíritu en débito con el contrato sideral y liquidarlo por medio 

de la eutanasia. Todo eso se hace antes del plazo determinado 

por la técnica sideral, con el fin de atender a los “bondadosos 

sentimientos” del corazón humano y poder corregir con tiempo 

los descuidos y contradicciones de Dios.

Esa gloriosa sabiduría humana ignora que transfiere para 

otra vida futura, la misma suma de dolores y sufrimientos que 

fueron reducidos por la eutanasia, acto discutible hasta por la 

razón humana y que de ningún modo soluciona los problemas 

delicadísimos del espíritu, que es eterno.

Pregunta: ¿Tendrán consecuencias perjudiciales aquellos 

que matan por “piedad”? Convendría recordar que es cruel de-

jar que una criatura sufra atroces padecimientos, sin cura algu-

na y que conmovieran hasta el corazón de una hiena.

Atanagildo: Toda intervención indebida implica una puni-

ción; eso también es ley en vuestro mundo material. Es peli-

groso adoptar la eutanasia, pues, cuantas veces ese matar “por 

piedad” que se anida en el subjetivismo del alma, y por la since-

ridad de Freud, no podrá confundirse con la exaltación de ma-

tar por “comodidad”. El contenido subjetivo de nuestra alma, 

además de ver complejo en su riqueza de valores acumulados a 

través de los tiempos, obedece a directrices sumamente sabias, 

establecidas por un plano elevado que escapa a vuestros juicios 

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