La Vida Más Allá de la Sepultura
genes adversas que chocan contra la organización delicada del
periespíritu, pero, durante la desencarnación el espíritu semeja
al convaleciente, que mal puede ensayar los primeros pasos y
atender su respiración dificultosa. Es obvio que el espíritu, en
idénticas condiciones, ha de ser sacrificado inmensamente si le
obligan a evocar mentalmente todas sus luchas, equivocaciones,
y emociones del pasado olvidado.
¿Cuál sería vuestro estado mental si después de encontra-
ros agotados por un extenso y fatigante examen intelectual, que
os consumiera las reservas de fosfato, os obligasen a recapitular
todos los problemas y lecciones recibidas desde el curso prima-
rio hasta la graduación universitaria? De tal forma procede la
mayoría de los “vivos” en la cámara mortuoria del “fallecido”,
cuando lo obligan a evocar todo su pasado, ventilar equivoca-
ciones y revivir los asuntos agradables y contrarios que le des-
piertan resentimientos naturales del mundo que abandona. No
le basta la rememorización cinematográfica y retroactiva, que
es común a todos los espíritus que abandonan su cuerpo, para
que los presentes lo castiguen con los recuerdos póstumos de
sus equivocaciones y productos naturales de la ignorancia espi-
ritual de todos los hombres.
Pregunta: ¿Qué nos aconsejáis que realicemos en el mo-
mento del velatorio, cuando cumplimos con el piadoso deber de
comparecer junto al cadáver del amigo o del pariente fallecido?
Atanagildo: Creo que es innecesario cualquier consejo al
respecto, pues el relato de mi desencarnación y las diversas
comunicaciones mediúmnicas de los espíritus acreditados so-
bre este asunto, debe bastar para enseñaros cuál es la mejor
conducta a adoptar en esos casos delicados. Mientras tanto, no
puedo eludir el deber de deciros que la mejor actitud que podéis
adoptar en el velatorio es recordaros la sublime recomendación
de Jesús, que dice así: “Haréis a los otros lo que quisierais que
os hagan”.
Pregunta: Agradecemos vuestra respuesta, pero aún desea-
ríamos conocer vuestro parecer sobre la forma en que debemos
conducirnos en el velatorio. ¿Podéis contestarnos?
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