Ramatís
mentos, los gritos y desesperaciones que vibran alrededor de
sí, en la más cruciente inmovilidad de sus cuerpos inertes e in-
deseable agudizamiento de la audición psíquica. Por la forma
que aún los occidentales encaran el fenómeno de “nacer” y el
acontecimiento de “morir”, es contraproducente comparado
con los chinos y ciertos salvajes ignorantes y exceptuados de la
cultura civilizada. Estos últimos demuestran ser más compren-
sibles que los civilizados, pues lloran amargamente cuando les
nacen los hijos y festejan ruidosamente la muerte de sus seres
queridos. Aunque eso os parezca bastante chocante, tienen los
chinos y los salvajes un profundo sentido de sabiduría instintiva
al reconocer que nacer es más trágico que morir.
Pregunta: Bajo cualquier hipótesis, ¿la desesperación de
los parientes siempre es perjudicial para el espíritu en la hora
de su muerte?
Atanagildo: Es tan perjudicial para el desencarnante esa
unión afectiva, establecida a través de los lazos magnéticos
opresivos de sus familiares, que en ciertos casos algunos espí-
ritus de reconocida estirpe espiritual llegan a combinar para
que su desencarnación se produzca durante el sueño o alejados
de la familia, Con el fin de que los individuos puedan “morir”
sosegados. De ahí las grandes sorpresas a última hora, cuando
se producen los desenlaces súbitos ocurridos fuera del hogar,
en donde la desesperación de los parientes no les puede afectar
el espíritu, que ya está liberado de los lazos que le ataban a la
vida física.
Pregunta: Cuando comprobamos que un pariente o un
amigo se encuentra moribundo, ¿debemos desinteresarnos por
cualquier providencia, así no le retenemos más tiempo entre no-
sotros? ¿Debemos dejar que sucumba el enfermo sin el auxilio
de la medicina terrena?
Atanagildo: No hay que afectar en absoluto el tratamiento
médico que providencia todos los recursos viables para salvar
al moribundo, pues, generalmente, es él mismo quien desea so-
brevivir. Lo que se censura altamente es que el melodrama de
la muerte no siempre identifica el contenido emocional sincero
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