La Vida Más Allá de la Sepultura 

aquellos que se entretienen en las condecoraciones ceremonio-

sas y el acompañamiento pomposo sobre un montón de carne, 

que va camino de deteriorarse.

Pregunta: Creemos que el Espiritismo ha sido de bastan-

te utilidad para aclarar ese acontecimiento, pues ha puesto en 

evidencia el tabú “sagrado” que tanto desfiguraba la realidad 

espiritual. ¿No es verdad?

Atanagildo: Sin duda que el Espiritismo ha roto muchos 

eslabones de la esclavitud religiosa, aclarando sensatamente a 

la humana terrena sobre los dogmas infantiles y supersticiones 

absurdas, que tanto han desfigurado a la figura heroica y espiri-

tual de Jesús. Es preciso, además, que los espíritus se esfuercen 

continuamente para abandonar la preocupación enfermiza de 

querer “salvar” a la doctrina, si al mismo tiempo permanecen 

distantes de las prácticas cotidianas de sus postulados evan-

gélicos. También hay que liberar a los “centros” de su herencia 

idólatra, debiendo entregarse a los trabajos de alto nivel, pero 

siempre huyendo a la peligrosa tentación de endiosar a los espí-

ritus y fabricar a los “santos” sin coronas, para lo cual se dejan 

dominar muchos adeptos esclavos del “guiísmo” (o sea, la sumi-

sión ante los espíritus atrasados que se titulan “guías”), olvidan-

do que la experimentación individual es lección necesaria para 

la vida de todos los hombres.

La historia religiosa os cuenta los grandes fracasos acaeci-

dos con respecto a la idea espiritual, transmitida desde lo Alto: 

que ha quedado sujeta a las interpretaciones contradictorias de 

los hombres. El Cristianismo sencillo de Jesús se transformó, por 

eso, en la organización fastuosa de hoy, de poco provecho para 

el hombre espíritu, pues crearon distintas jerarquías demasiado 

humanas entre sus trabajadores, hasta entonces ligados por la 

misma responsabilidad a la idea crística. Después se establecie-

ron las ceremonias de adoración a los “santos”, que no hicieron 

más que cumplir con sus deberes particulares y se libraron de 

las responsabilidades para su propia conciencia, asumidas en el 

pasado. Finalmente, se firmaron contratos interesados con los 

poderes públicos y acuerdos políticos con el mundo profano, los 

que de por sí bastan para matar cualquier tipo de idea de paz, 

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