La Vida Más Allá de la Sepultura 

convencional del mundo, o preferís la alegría espontánea, la risa 

leal, sincera y sin intención alguna? En nuestras comunidades 

astrales, la risa y la alegría son señales de una vida sin remor-

dimientos y alejada de todo prejuicio sentencioso del mundo 

pesimista.

Nos reímos a gusto y tenemos gratos momentos de humo-

rismo acerca de nuestras existencias pasadas, tal como acos-

tumbráis ahí en la Tierra cuando hacéis relatos sobre vuestros 

sustos y situaciones peligrosas. Muchos desencarnados, aunque 

sepan que viven en el mundo astral, no han perdido su airecito 

de vanidad y son bromeados fraternalmente por haber sido en 

la Tierra marqueses, ministros de Estado o emperadores, que 

precisarán volver a la superficie terrestre como limpiadores de 

calles, lavadores de platos o cuidadores de baños... ¡Podéis ima-

ginar, entonces, cuál ha de ser la sorpresa de la mujer que pasó 

por vuestro mundo temiendo enfrentar la mirada infeliz de la 

mujer caída, y que al retornar al plano astral comprueba que su 

pasado también fue un rosario de vidas licenciosas!

Pregunta: ¿Podéis relatarnos otros casos que sean de vues-

tro conocimiento personal, que nos sirvan de lección y de utili-

dad espiritual?

Atanagildo: Está reservado para vosotros, oportunamente, 

una serie de comunicaciones y de cuentos de la “vida real”, ba-

sados en hechos reales, que os darán excelentes motivos para 

reflexionar, ayudándoos también para solucionar algunos pro-

blemas de orden espiritual y terreno. No puedo extenderme en 

esta obra más allá del espacio marcado por los mentores y que, 

por otra parte, debo ceder el lugar al hermano Ramatís, que 

deberá completar la segunda parte de este trabajo, que es de 

apreciaciones más filosóficas. En estas comunicaciones fueron 

intercalados muchos dictados directos del hermano Ramatís, 

pues confieso que me ayudó pródigamente con su experiencia 

para poder desarrollar los temas sobre las preguntas que me 

formulasteis.

Pregunta: Sin desear interrumpir la secuencia natural de 

vuestros relatos y como todo nos sirve de aprendizaje espiritual, 

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