La Vida Más Allá de la Sepultura
parte de aquel estado sublime que Jesús reveló a los hombres,
cuando decía, que sólo veríamos el Reino de los Cielos después
que nos transformásemos en criaturitas.
Por lo menos, en la esfera que yo me encuentro, el júbilo nos
llega al alma y nos sentiríamos grandemente culpables delante
de nuestra conciencia espiritual, si pretendiésemos esconder a
los demás compañeros, la menor partícula de nuestros pensa-
mientos e intenciones. Vivimos realmente en paz y exponemos
sin titubeos todo lo que sentimos y pensamos, sin premedita-
ción e intención oculta. Nuestro estado eufórico y desprovisto
de simulaciones, nos recuerda a las criaturas instintivas, travie-
sas, pero sinceras y espontánea, que actúan como piensan.
Pregunta: Es evidente, que ese comportamiento distinto,
que nos relatáis, es el producto del medio en que os encontráis,
¿no es verdad?
Atanagildo: ¡Oh! ¡No! Es el resultado exacto de aquello
que realicé en mí mismo, a través de los milenios transcurridos,
adiestrando a mi conciencia; soy el verdadero edificador de este
júbilo y de esta paz que me domina en la intimidad, aunque
debo reverenciar la magnanimidad de Dios, que tanto me dio
la vida y el entendimiento. No os equivoquéis con respecto a la
implacable transitoriedad de los ambientes que os rodean en
la Tierra, como en el Más Allá, pues en verdad nuestra ventura
odesgracia es el resultado de nuestras íntimas realizaciones,
más que la ocasionada por los panoramas exteriores o por la
influencia del medio.
Las “salvaciones” y las “gracias” a última hora, sin el mérito
espiritual, sólo puede concebirse entre los religiosos aun inma-
duros de espíritu, que se dejan gobernar por los sacerdotes o
instructores que aún creen en los mismos absurdos.
Es evidente, que esos religiosos no pueden abandonar esa
creencia insensata y que son portadores de conciencias infan-
tiles, por cuyo motivo, creen piadosamente en las historietas
sagradas, sin alcanzar a comprender que sus fundamentos no
tienen lógica.
Pregunta: ¿Cuáles fueron los factores que más contribu-
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