Ramatís

¿hay más dificultad cuando se trata de migraciones espirituales?

Atanagildo: Conviene que no generalicéis todo lo que os voy 

exponiendo, pues la Ley y sus excepciones, existe esencialmente 

en el Todo, que es Dios. Es más fácil que os adaptéis a un medio 

inhóspito o extraño, cuando estéis encarnados, porque vuestros 

principales medios de subsistencia se reducen al pan, vestido y 

techo. Resta apenas solucionar el problema sentimental, porque 

la recordación de la patria puede dificultad el reajustamiento 

al nuevo ambiente. El grado de ese sentimiento nacionalista 

depende de vuestra naturaleza espiritual, más o menos exclu-

sivista, pues el alma de trayectoria universalista se aúna a la 

fraternidad humana y muy pronto se asimila a las costumbres 

de las patrias extrañas.

La migración física de un país hacia otro, ofrece mejores 

probabilidades de adaptación a los encarnados, ya sea a causa 

de cierta semejanza entre las costumbres y objetivos humanos 

común a todos los pueblos, ya sea porque el emigrado se reúne 

con otras almas compatriotas, que aún cultivan determinadas 

tradiciones patrias de origen, que le alivian los recuerdos sobre 

su lejano país. Mientras tanto, cuando el espíritu se encarna y 

cambia de ambiente geográfico y de lenguaje carnal y al que 

deberá acostumbrarse, enfrenta el grave problema de adaptarse 

a un nuevo cuerpo físico, que puede ser de ascendientes y tradi-

ciones biopsíquicas opuestos a sus costumbres e índole espiri-

tual. Aunque conduzca consigo su bagaje psíquico y milenario, 

ha de tener que enfrentar un nuevo campo de fuerzas específicas 

con las que no está esencialmente identificado, asemejándose al 

pescado que encuentra serias dificultades cuando es retirado de 

un lago tranquilo y arrojado al río tumultuoso.

Pregunta: ¿Podríais darnos algún ejemplo para que po-

damos reflexionar mejor sobre esas diferencias de naturaleza 

reencarnatoria?

Atanagildo: Un espíritu que se ha cultivado a través de 

muchas existencias místicas, contemplativas, ha de encontrar 

dificultades de adaptación y ajuste a cualquier organismo que 

descienda de un linaje carnal turbulento y de un clima psíquico 

y dinámico, como es el de Occidente. El periespíritu que so-

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