Ramatís
en la dirección de nuestra metrópoli, más allá de la esfera astral,
en donde está situado el gobierno de Jesús, se encuentra la ad-
ministración espiritual constelatoria, que es la responsable de la
vida y el progreso de nuestro sistema solar.
Pregunta: ¿Cuáles son los tipos de espíritus que pueden
habitar esa comunidad más elevada, que denominaremos de
“Nación Astral del Brasil”?
Atanagildo: A pesar de esa apariencia de nacionalismo
oracismo que atribuís a nuestra metrópoli espiritual, lo que
realmente se confiere es el derecho de habitarla, por su tono
vibratorio sideral y no por la raza o nacionalidad terrena a que
pertenezca. Más bajo que nuestra metrópoli, en planos más in-
feriores, hay otras colonias y agrupaciones de espíritus también
brasileños, cuyo padrón espiritual es más bajo porque viven
seriamente preocupados con el tradicionalismo de razas y di-
ferencias emotivas de patria. Por eso es de lamentar que entre
los propios brasileños encarnados se originen subdivisiones de
orden político, económico, religioso o social. Durante los perío-
dos de grandes transformaciones políticas, elecciones para car-
gos legislativos, nombramientos administrativos o substitución
de gobiernos, acreciéntense los odios entre los hijos del mismo
Brasil y se acusan mutuamente de infamias, enlodándose de
un modo terrible, en procura de la codicia por las situaciones
fáciles o privilegios públicos. En el campo religioso, otra cla-
se de brasileños también se hostilizan, debido a la naturaleza
de creencias y doctrinas; trabajadores espiritas y católicos, sa-
cerdotes y adoctrinadores atacan a sus hermanos que divergen
en sus puntos de vista o creencias, usando los pulpitos o las
tribunas o editando revistas, diarios o panfletos deplorables.
También es dado observar durante algunas tradicionales con-
fraternizaciones deportivas, cómo sube el odio a los corazones
de los brasileños cuando las criaturas ignorantes se insultan o
se agreden públicamente debido a las preferencias por ésta o
aquélla asociación predilecta.
Es lógico, que tales brasileños, al desencarnar, no estarán
en condiciones de alcanzar la metrópoli del Gran Corazón y
mucho menos la “Nación Astral del Brasil”, para cuya conquis-
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