Ramatís
como ideal de la Moral; la Belleza como ideal del Arte, y el Amor
como ideal de la Religión. Son conocidos en la Música como un
Beethoven, Wagner, Mozart o Verdi; en la Pintura como Tiziano,
Da Vinci o Cézanne; en la Literatura como Flaubert, Cervantes,
Dickens o Zola y en la Fe y en la Verdad, como Krisna, Buda o
Jesús. Ellos marchan al frente de la caravana dominada por las
supersticiones del pasado, por los prejuicios sociales o por las
tradiciones de la vanidosa aristocracia del mundo.
Pregunta: Por lo que manifestáis, deducimos, que en el
mundo astral las razas terrenas se reúnen de nuevo. ¿Es en rea-
lidad así?
Atanagildo: En el Más Allá, los espíritus no sólo se reúnen
bajo la misma tendencia y naturaleza espiritual, sino, que se
agrupan por la afinidad de raza, sentido psicológico y concep-
ción filosófica, resultando un padrón armonioso y familiar, que
favorece mucho al trabajo realizado en conjunto. Así es que en
el mundo astral, aún se puede encontrar colonias formadas fun-
damentalmente por latinos, eslavos, germanos, sajones, árabes,
indianos o chinos, los cuales conservan sus costumbres tradi-
cionales.
Aunque las almas desencarnadas puedan reunirse por los
vínculos de las razas terrenas, lo mismo pueden constituir civi-
lizaciones muy avanzadas para vuestros días, como crear agru-
paciones que son esclavas a las tradiciones del pasado. La esfera
astral, alrededor del globo terráqueo, es la región en donde se
agrupan todos los desencarnados terrenos, por lo tanto, es natu-
ral, que en esa región se produzcan actividades como si se tra-
tara de otra Tierra semejante, pero mucho más rica en oportu-
nidades espirituales, en base a su esencia sutilísima que amplía
los recursos de sus habitantes. Por esa causa, también podréis
encontrar, en el Más Allá, todas las diferencias pintorescas y las
contradicciones muy comunes aún en el mundo material.
Pregunta: Perdura aún en nuestra mente, la idea, que la
desencarnación debiera bastar para abolir la mayor parte de
esas ilusiones que los espíritus aún cultivan y que son propias a
las colectividades de nuestro mundo terreno. Nos parece a noso-
178