La Vida Más Allá de la Sepultura
bienes para el espíritu, acostumbraba a realizar consultas ínti-
mas con Jesús, cada vez que me enfrentaba con problemas de
orden fraterno, religioso, moral o desfavorable para mis her-
manos. Para mí, fue fácil vivir con todos y sentía el placer de
esa afectividad incondicional, porque evité siempre, hacerme un
sectarista o intolerante, algo así como la prolongación enferma
de una doctrina o religión.
Pregunta: ¿Por lo que nos decís, deducimos que preferís ser
un cristiano antes de ligars específicamente a un credo religioso,
¿no es así?
Atanagildo: Exactamente; muchas veces, inspirándome en
el Cristo, llegaba a tener recelo de afirmar que era un cristia-
no y tenía el digno propósito de no querer diferenciarme de
mis hermanos budistas, musulmanes, taoístas, judíos, hinduis-
tas o confucionistas, que por su índole psicológica particular y
atendiendo a su clima emotivo, siguen doctrinas antiquísimas
en las cuales se inspiraron los postulados dejados por Jesús. Si
los occidentalistas eran cristianos por seguir a Cristo-Jesús, me
decía la “voz divina”, para estar con todos, debéis de ser antes
“crístico” y no cristiano, pues el ser cristiano debe integrarse ex-
clusivamente al conjunto de los seguidores del Rabí de Galilea y
ser “crístico”, fundirse en el principio del Amor, que es la esencia
de todos los seres creados por Dios. Siendo el Cristo la segunda
manifestación cósmica e indisoluble del propio Amor de Dios,
aquel que se dice crístico, está siempre listo para comunicarse
amorosamente con todos los seres sin fijarse en la proceden-
cia de los postulados que sustenta cada uno de ellos. Gracias
a mi incesante disposición de afecto incondicional y acentua-
da despreocupación por los bienes materiales o preconceptos
de moda, mi desencarnación no me produjo choques excesivos
en la estructura de mi periespíritu, pues había logrado cierto
“afinamiento” vibratorio que me ayudó mucho en la ascensión
hacia el lugar donde tuve reposo reconfortante. Ésta fue una de
las razones por la cual me libré de las situaciones incómodas del
ceremonial fúnebre.
Pregunta: ¿No es mejor seguir el camino religioso, doctri-
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