Ramatís
no de angustia y desesperación en el plano astral, mientras que
para Jesús, cuya conciencia vivía en contacto permanente con
el reino espiritual o para Sócrates, que aceptó la taza de cicuta
como un inofensivo brindis de aniversario, es lógico que la de-
sencarnación les resultó una simple operación para liberarse
del vestuario denso, así el espíritu se reintegraba a los planos
superiores comunes.
Pregunta: Es muy común decir en la Tierra, que los grandes
sufrimientos o agonías lentas, son el resultado de las grandes
culpas del pasado. ¿Hay fundamento en ese dicho?
Atanagildo: Durante el proceso lento de la enfermedad, el
desencarnante tiene tiempo de ajustarse mejor a su padrón es-
piritual, examinando sus hechos, buenos o malos, ocurridos en
el mundo material y puede enfrentarlos con calma y tiempo, ex-
traer de ellos, las mejores ilaciones sobre culpas y méritos. Esto,
no sería tan fácil de realizar, después de las primeras horas de la
desencarnación, en base a la gran sensibilidad del periespíritu,
que reacciona violentamente al menor pensamiento de angustia
omiedo. El lecho del moribundo, no es el detestado “lecho de
dolor” como lo denominan los materialistas o los religiosos sa-
turados por los dogmas infantiles; realmente, significa la “ante-
cámara” del gran viaje, que le ofrece la última oportunidad para
drenar las toxinas del psiquismo enfermo, pudiendo el espíritu
librarse del remordimiento y aflicción, en el Espacio, por haber-
lo corregido a su tiempo hallándose aún en la Tierra.
En la misma esfera de los negocios humanos —cuando se
recapacita sobre las obligaciones financieras para con la familia
que queda y se enfrenta sobre la conducta espiritual que com-
pete a los descendientes— el alma, tiene tiempo de resolverlas
satisfactoriamente en el transcurso de prolongadas enfermeda-
des. Eso también sucede, para que se eviten las vibraciones de-
sordenadas que la familia confusa y desprevenida emite delante
de una desencarnación prematura, manifestándolas por medio
de súplicas o quejas hacia aquél que partió sin haberse armoni-
zado con la responsabilidad del mundo.
Pregunta: ¿En base a las consideraciones favorables que
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