La Vida Más Allá de la Sepultura 

ce porque sus hijos titubean en el camino y necesitan retomar 

obligatoriamente al punto de partida de la ascensión espiritual. 

Si en la humanidad que se agita en la superficie de todos los or-

bes suspendidos del Cosmos, realízanse movimientos absoluta-

mente armoniosos y de un elevado padrón de amor y sabiduría, 

sin duda alguna, el Karma o la Ley de Causa y Efecto (acción 

y reacción) sería de un determinismo eternamente venturoso. 

Por lo tanto, no se justifica la excesiva dramaticidad conque 

encaráis el Karma, pues, no deja de ser un proceso normal y sin 

interrupción, que conduce a la centella espiritual a desarrollar 

la conciencia de sí mismo.

A través de las peripecias dolorosas, exilios planetarios y 

retornos felices, los espíritus terminan encuadrándose dentro de 

ese determinismo venturoso, que es el mecanismo que nos des-

pierta hacia la Felicidad Eterna.

La naturaleza esencial del Karma, es el determinismo ab-

soluto creado por Dios, como un medio de proporcionar la Ven-

tura Eterna de los hombres.

Pregunta: La serie de sufrimientos, dolores y vicisitudes no 

podemos considerarla como “momentos venturosos”, pues la 

Ley Kármica es aplicable durante el reajustamiento espiritual. 

¿No lo creéis así?

Atanagildo: Las rectificaciones individuales o colectivas 

son consecuencia de la infracción cometida ante la Ley y esta 

Ley es el bendecido determinismo del Bien creado por Dios. 

Cuando nuestras acciones comienzan a generar discordias y a 

dificultar el “determinismo feliz” que es nuestro karma Cósmico, 

surgen las reacciones rectificadoras a fin de que la maquinaria 

sideral prosiga en su pulsación rítmica de Armonía y Felicidad 

Angélica. Sois vosotros mismos los que perturbáis esa venturosa 

pulsación de equilibrio espiritual, porque no podéis intervenir 

en él y elaborar nuevos planes que mejoren vuestros destinos 

kármico en el seno del karma del propio planeta. El karma del 

individuo está sometido al karma colectivo de la familia, éste al 

de su raza o al de su planeta y por último, todo esto está engra-

nado en la pulsación kármica del sistema solar.

Si perturbáis el ritmo normal venturoso y espontáneo es-

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