La Vida Más Allá de la Sepultura 

la Tierra y regresar a nuestro mundo planetario del cual fuimos 

exilados cuando florecía en la Tierra la civilización Atlántida.

Ese plan de apresuramiento espiritual, combinado por un 

conjunto de almas que desean apresurar su camino, también 

significa un plan kármico, dentro del propio karma del planeta 

Tierra. En virtud de haber sido exilados de otros orbes físicos 

por nuestro desequilibrio espiritual, la Ley Kármica nos colocó 

en la tierra, que es de civilización primitiva y de clima geográfi-

co mucho más grosero que el del mundo que perdimos.

Pregunta: ¿Todos los sufrimientos, dolores o vicisitudes fu-

turas ya están debidamente previstos en ese plan kármico que 

mencionasteis? En caso afirmativo, decidnos si podría ocurrir 

algún acontecimiento imprevisto que perturbara la concretiza-

ción de ese planeamiento colectivo.

Atanagildo: No podemos prever éxitos absolutos, pero sí, la 

esperanza de una liberación más breve para la mayoría de los 

exilados de nuestro planeta. Se trata de un conjunto de espíri-

tus, que hace mucho tiempo emigraron obligatoriamente hacia 

el orbe terráqueo y ya poseen una buena preparación espiritual 

para habitar en un mundo mejor, al principio del tercer milenio. 

En el presente, ellos se emancipan y desprenden de las sectas, 

doctrinas o filosofías restrictivas y cada vez se vuelven más in-

diferentes a los preconceptos y convenciones esclavizantes del 

mundo material. Se diferencian de los espíritus terrenos, porque 

éstos están ferozmente ligados a sus intereses materiales, a sus 

postulados religiosos, espiritualistas o filosóficos, defendiendo 

siempre, verdades “particulares” y preocupados con el trabajo 

doctrinario ajeno, pero muy olvidados de los suyos propios.

No se puede garantizar, que en ese apresuramiento kár-

mico, todos sus componentes venzan las últimas seducciones 

tontas de la vida física, para vestir la nueva túnica del “hijo pró-

digo” y retornar a su patria de origen.

Nuestro plan de acción y reacción no altera el karma terre-

no; cuanto más severo es, tanto más pronto aliviaremos el fardo 

kármico engendrado hace tantos milenios, y conseguiremos la 

deseada liberación del plano terrestre. De ese modo, nuestras 

reencarnaciones futuras representarán un estudio incesante y 

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