Ramatís

Allá, aliviando o agravando nuestro destino kármico. La Admi-

nistración  Espiritual  se interesa por  cualquier  acontecimien-

to que pueda beneficiar a sus tutelados, así como los padres 

se interesan por los hijos que demuestran indicios de renova-

ción moral. Nuestro libre albedrío es el que crea las situaciones 

buenas o malas, que más tarde se transforman con implacable 

determinismo y en el efecto de la causa que generamos antes. 

Somos libres en el sembrar y actuar, pero implacablemente obli-

gados a recoger el resultado de la siembra.

Pregunta: A nosotros nos parece, que la vida humana es un 

ritmo inflexible de acción y reacción, que debido a la severidad 

de la Ley Kármica, en la que no conseguimos realizar o alcan-

zar objetivos bajo el impulso de nuestra sola voluntad ¿qué os 

parece estamos equivocados?

Atanagildo: Cuando nos encontramos encarnados, nor-

malmente ignoramos el mecanismo de los planes seculares y 

hasta milenarios, a los cuales, nos ajustamos de acuerdo a las 

sugestiones de nuestros Mentores Espirituales. No siempre la 

vida humana es una secuencia implacable de acción y reacción, 

bajo el dominio absoluto de un karma intransigente y severo, 

muchas veces, los acontecimientos que en el mundo material 

parecen contrarios a nuestros deseos y placeres comunes, cons-

tituyen y forman parte de un “Gran Plan” que elaboramos en el 

pretérito y al cual nos sometemos voluntariamente.

En mi caso, por ejemplo, estoy ligado al plano de apresu-

ramiento kármico combinado con Ramatís, hace algunos mi-

lenios, juntamente con otros millares de espíritus exilados de 

otros orbes, con la finalidad de adquirir las cualidades y el pa-

drón vibratorio al que tanto precisamos reajustarnos, a fin de 

poder retornar a nuestro planeta de origen. Delineamos un plan 

de trabajo severo, de estudio y cooperación para los terrenos, 

cuando nos encontrábamos en Egipto, conjeturando, sobre el 

tipo de actividades sacrificiales que nos podrían auxiliar con 

más éxito, para alcanzar en más breve tiempo, nuestra ventura 

espiritual. Si se desenvuelve con todo éxito la sucesión y eje-

cución colectiva de ese plano, os aseguro que para alrededor del 

año 2300 ó 2400 nos podremos liberar de las encarnaciones en 

140