Ramatís
No hay que olvidar tampoco que yo no soy un médium so-
nambúlico sino perfectamente consciente de lo que me pasa por
el cerebro durante el trabajo de recepción mediúmnica, debien-
do vestir con la palabra el pensamiento de los comunicantes,
cosa que no siempre consigo realizar con éxito, para lograr una
perfecta identificación de las personalidades, y asimismo se me
escapan ciertas sutilezas inherentes a la psicología espiritual
de cada comunicante.
En virtud de que ambos espíritus trabajan íntimamente
ligados para la confección de esta obra, innumerables veces ve-
rifiqué que algunas respuestas eran dadas por Atanagildo, a la
vez que me fluían a la mente innumerables consideraciones y
comparaciones filosóficas que ampliaban y explicaban detalla-
damente las respuestas, en donde se observa perfectamente la
intromisión de Ramatís, al que identificaba friccionándome a la
altura del cerebelo. Luego pude comprobar mejor que el trabajo
era ejecutado en conexión de ambos espíritus, pues delante de
cualquier vacilación y demora en la respuesta de Atanagildo,
característica por su exposición más descriptiva, comprobaba
la inmediata interferencia de Ramatís, que explicaba mejor el
asunto a través de su forma peculiar, con la cual ya estamos
bastante familiarizados. A pesar de eso, las respuestas de Ra-
matís quedaban siempre como si fueran de Atanagildo, a quien
cabía el mérito de todo. Ese fenómeno constituyó para mí un
beneficioso aprendizaje, porque pude comprobar la rapidez y la
seguridad del raciocinio de Ramatís, al comparar sus respuestas
con el demorado y a veces dificultoso modo con que Atanagil-
do llegaba a sus conclusiones. Mientras tanto, es el contenido
espiritual de la obra el que realmente debe ser considerado de
mayor importancia para el lector. Debe agradecer la preocupa-
ción por parte de los espíritus comunicantes al transmitirle un
mensaje de aclaraciones, esperanza y advertencia cristiana, ayu-
dándonos para que nos preparemos un destino mejor después
de nuestra desencarnación.
Atanagildo es afecto a la misma índole universalista de su
mentor y amigo. Se ligó a Ramatís desde mucho antes del éxo-
do de los hebreos en Egipto, habiéndolo acompañado en varias
existencias y aprendiendo de Él los conocimientos y la técnica
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