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CONSIDERACIONES SOBRE LA DESENCARNACIÓN
Pregunta: Después que abandonasteis el cuerpo físico,
¿cuáles fueron las primeras impresiones que acudieron a vues-
tra mente?
Atanagildo: Muy poca diferencia encontré al cambiar de
estado, pues en mi vida me dediqué profundamente a mejorar
la vibración de mi espíritu, resultándome una desencarnación
bastante feliz.
Aunque nos encontremos en el cuerpo carnal, podemos vi-
vir en parte, el ambiente del astral superior o inferior, al cual
iremos a morar después de desencarnados. Los hábitos eleva-
dos y cultivados durante la vida física son ejercicios que nos
desarrollan la sensibilidad psíquica para que podamos sintoni-
zarnos más tarde con la esfera del Más Allá, como también es
el resultado del entrenamiento de las bajas pasiones, que repre-
sentan la medida exacta del afincamiento que tengamos en los
charcos tenebrosos del astral inferior. Todo impulso de ascen-
sión espiritual es consecuencia del esfuerzo que se ha realizado
para liberarse de la materia esclavizante, así como la negligen-
cia y el desinterés por la vida se transforman en una peligrosa
invitación hacia las regiones infernales citadas. Nuestros deseos
de progreso se reducen por la habitual negligencia espiritual
que existe sobre el sentido educativo de la vida humana, como
también se eleva cuando son accionados por el combustible de
nuestra aspiración superior y mantenidos heroicamente a dis-
tancia del sensualismo peligroso de las formas.
No importa que permanezcamos en el mundo de la carne,
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