Ramatís

RESIDENCIAS Y EDIFICACIONES

Pregunta: ¿Residís en alguna casa semejante a las que te-

nernos en nuestro mundo material?

Atanagildo: Sí, para mí esa casa es tan consistente como 

las que construís con cal, ladrillos y cemento armado. La ex-

traordinaria superioridad de las construcciones del mundo as-

tral sobre las edificaciones terrenas consiste en que las primeras 

son hechas con la sustancia luminosa absorbida de nuestra es-

fera, que tiene la propiedad de condensar los fluidos mentales 

de sus moradores y después devolverlos balsámica o agresiva-

mente, conforme a emociones y pensamientos producidos en 

el ambiente. Después que fui hospedado en la metrópoli astral 

del Gran Corazón, aprendí que toda irradiación proveniente de 

nuestras emociones descontroladas causa desarmonía en el am-

biente en que residimos, por cuyo motivo debemos mantener 

nuestra mente vigilante, cooperando para que permanezca el 

aura de tranquilidad, que es natural en las almas equilibradas. 

Debemos evitar el predominio de las vibraciones nocivas que se 

forman en el campo íntimo de nuestras inquietudes e insatis-

facciones psíquicas, para lograr mantener la alegría de nuestra 

propia ventura en el mundo astral.

Debido a esas providencias saludables, que son una pro-

filaxis mental realizada placenteramente por los moradores 

de nuestra comunidad astral, adquirimos hábitos mejores que 

los cultivados desordenadamente en el mundo físico. Nosotros 

nos adaptamos, poco a poco, a un padrón de vida, en donde 

sólo existen las actividades y pensamientos elevados, que nos 

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